Los sábados, ciencia

El proceso y la investigación

Catalunya tiene una elevada producción científica, que podría optimizar si fuera independiente

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MANEL ESTELLER

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Se nos pregunta mucho a los investigadores últimamente cómo quisiéramos que fuera la investigación -y como creemos que sería- si Catalunya cambiase su estatus político. Recientemente nos reunimos unos cuantos investigadores, destacando Bonaventura Clotet, Roger Paredes, Antoni Bayés de Luna, Manel Balcells y Pere-Joan Cardona, y tratamos de dar una presentación formal a las realidades y a nuestros deseos. Este sería un breve resumen de nuestras notas.

La investigación científica en general, y dentro de ella la biomédica, ha sido siempre posible a través de colaboraciones multicéntricas tanto a nivel del Estado español como internacional. En la transición hacia un nuevo Estado, estos aspectos no deben cambiar, pues los investigadores catalanes tienen un gran prestigio y basan su investigación en estas colaboraciones. Catalunya presenta una elevada producción científica (el 2,34% mundial de las publicaciones indexadas a nivel biomédico), pero la investigación necesita mejorar la capacidad de generación de actividad económica. Se publica mucho, pero aún hay pocas patentes licenciadas comercialmente y poca transferencia de la investigación a empresas. Se necesita formar personal especializado en transferencia tecnológica y ofrecer facilidades al arrendamiento de espacios y crear dinero-semilla para la creación de empresas basadas en conocimiento derivado del mundo académico.

En los últimos años, y en el contexto de la crisis económica, la calidad de la investigación en Catalunya se ha visto muy dificultada. La reducción de las ayudas oficiales del Estado -y en el apartado de la biomedicina, también por parte de la industria farmacéutica- ha ocasionado una pérdida del excelente ritmo de producción científica de alto nivel alcanzado en los últimos años. Sin embargo, diferentes indicadores permiten identificar un esfuerzo notable en nuestro país en el apoyo a la investigación, aunque aún no estamos en los niveles de los países líderes. En porcentaje de PIB, Catalunya destina un 1,68%, y España en su conjunto el 1,35%. La media en Europa está en un 1,84%. La meta del 3% es la que se plantea de forma general para Europa 2020.

No hay duda de que para solucionar los problemas que tenemos ahora en la investigación es necesario poder decidir desde Catalunya, como país, cuánto dinero se destina a la misma. Es necesario disponer de un fondo para otorgar ayudas a la investigación. La investigación necesita investigadores, centros cualificados, un registro centralizado de toda la investigación, recursos suficientes, auditorías económicas y científicas de todos los proyectos (por investigadores internacionales de prestigio y sin conflictos de interés), una difusión adecuada, un reconocimiento, transferencia tecnológica, creación de empresas y una ley de mecenazgo actual y muy favorable para los que quieran contribuir a dar dinero para la investigación. Y en investigación biomédica necesitamos una Agència Catalana del Medicament i Productes Sanitaris para que los ensayos con nuevos fármacos o vacunas se aceleren y puedan someterse directamente a aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos.

Es necesario disponer de recursos humanos para la investigación, y para ello hay que disponer de muchas becas predoctorales y dotar mucho más el actual y excelente sistema ICREA en un doble sentido: para usarlo como herramienta de contratación de investigadores posdoctorales por parte de la Generalitat y como plataforma de atracción de talento internacional de prestigio para que investigadores sénior vengan a investigar a nuestro país. Habría también que incluir el concepto de carrera profesional para los investigadores en biomedicina, similar al tenure track tenure trackamericano, no funcionarial y basado en la meritocracia. Cada 5 o 10 años habría que evaluar los méritos alcanzados y de acuerdo con ellos renovar el contrato.

Con la excepción de centros dirigidos por investigadores extraordinariamente punteros en sus campos que se comprometan a ejercer su labor plenamente en Catalunya, no sería necesario, a corto-medio plazo, construir más centros de los actualmente planeados o en construcción. Sí es necesario, de acuerdo con la experiencia de los ya existentes, determinar cuáles son los de referencia y establecer redes de colaboración y coordinación entre ellos. Hoy sigue habiendo plantas y edificios vacíos desaprovechados y se pagan alquileres entre instituciones o centros dependientes de la misma área del Govern.

Finalmente, Catalunya como Estado nuevo podrá decidir su ley de mecenazgo y debe poder hacerla muy atractiva. Hay que estimular que las personas con dinero lo destinen a investigación. Una ley de mecenazgo debe contemplar una compensación estimulante al posible mecenas tanto a nivel fiscal como a nivel social, con un reconocimiento público que anime a otros a serlo. Debería ser una ley muy puntera.

Son, todas estas, propuestas para mejorar la investigación y generar economía basada en el conocimiento. Entre todos podemos convertir en realidades estos deseos para nuestro país.