El proceso de Aquiles

Tanto si hay referéndum como revuelta catalana substitutoria, Rajoy lo tendrá muy difícil para no sufrir un revolcón

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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Igual que los surfistas más habilidosos, los políticos que una y 20 veces han salido indemnes del ojo de una ola gigante presumen de ser inmunes al revolcón. Pero el síndrome de Aquiles que afecta a los multisupervivientes es engañoso. Los indemnes que se creen protegidos por un escudo mágico se equivocan. Que te haya tocado la lotería unas cuantas veces no es garantía de que te vaya a tocar siempre, sino al revés. No son los principiantes, siempre prudentísimos, sino los más experimentados quienes sucumben, víctimas de su exceso de confianza. 

Mariano Rajoy, que ya empezó surfeando el chapapote, y ha sobrevivido incluso a una doble convocatoria electoral, el mismo Rajoy que desprecia la reprobación de sus ministros y capea el temporal de la corrupción como si estas minucias no llegaran al Olimpo, podría caer por el despeñadero del referéndum catalán.

Tiene las de ganar, pero puede perder. Si se produce el referéndum, habrá demostrado su impotencia y deberá dejar el puesto. Si las medidas para hacer efectiva la prohibición son de gran calibre, también se deberá largar para apaciguar la consiguiente revuelta catalana. Para salir de este embate solo le valen dos opciones. Primera y preferible desde su punto de vista, que las disensiones y las deserciones internas del independentismo hagan que se cumpla la profecía de Soraya Sáez de SantamaríaSoraya Sáez de Santamaría y el proceso se hunda solo como un castillo de cartas. Segunda, que basten las medidas intimidatorias y las amenazas para que Puigdemont y Junqueras recapaciten y decidan que no merece la pena obligar a nadie a asumir riesgos excesivos. Cualquier otra opción, sea la celebración del referéndum, en las condiciones que sean y mientras la participación no sea un fracaso, o bien la aplicación de cualquiera de las reacciones contundentes que se comentan en Madrid para impedirlo, serían un fracaso para el Estado, y en consecuencia para el jefe del Gobierno central.

INMUNE A LAS CONTRARIEDADES

Puigdemont ya ha decidido inmolarse, sea cuál sea el desenlace del 1-0. Al renunciar a su futuro político antes de empezar la partida, no se juega el cargo. Según él mismo, tiene el 100% de posibilidades de no seguir. Pero Rajoy, que no quiere dejar el poder de ninguna manera y se muestra inmune a todas las contrariedades, cuenta cuando menos con el 50% de posibilidades de dejarse la piel. Si no hay referéndum, sea por división interna o por dejación del Gobierno catalán, Rajoy sobrevivirá y quizá, inmortal a fuer de hierático, podrá conceder algunas medidas de gracia a los vencidos. En cambio, tanto si hay referéndum como revuelta catalana substitutoria, lo tendrá muy difícil para no sufrir un revolcón definitivo.

Corresponde al lector dilucidar las posibilidades de cada una de las cuatro opciones. En cualquier caso, tanto si en el Gobierno catalán se llegan a consumar los cambios preventivos de posibles deserciones como si la invitación a irse a quien no quiera llegar hasta el final los hace innecesarios, se augura un pulso a vida o muerte política para sus protagonistas. Y no tan solo los de la parte rebelde.