El epílogo

Lo primero no es único

ALBERT Sáez

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Dice la tradición que el pecado está en la mirada. La defensora del pueblo (en funciones) ha leído la ley de acogida de inmigrantes aprobada por el Parlament de Catalunya con las gafas del recurso presentado por uno de los que votaron en contra. Se queja el diputado José Domingo, escindido de Ciutadans, de una presunta discriminación de la lengua castellana en los cursos de acogida que prevé la ley. El texto dice así: «El aprendizaje lingüístico ofrecido por los servicios de primera acogida empieza por la adquisición de las competencias básicas en lengua catalana. (...) Acabada la formación en lengua catalana ha de ofrecer la formación para adquirir las competencias básicas en lengua castellana».

Polémica cansina

A la luz de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional (en funciones) sobre el Estatut, la defensora ha presentado un recurso contra la ley porque da un trato «preferente» a la lengua catalana, cosa que ha quedado clara –dice– que es inconstitucional. Excepto para quienes quieren hacer de las lenguas un argumento electoral, este tipo de polémicas resultan cansinas. En primer lugar, para quienes vivimos en Catalunya, donde el tránsito entre las dos lenguas es algo tan frecuente como poco problemático y donde hay plena conciencia de la debilidad del catalán. En segundo lugar, porque si leen hasta el final los fundamentos jurídicos de la sentencia del TC queda claro que los magistrados reconocen la dificultad de tratar con absoluta equidad a las dos lenguas en los procesos de aprendizaje al tiempo que establecen la plena competencia del Parlament para determinar en cada momento la lengua vehicular si se garantiza el aprendizaje de ambas. En tercer lugar, porque estamos de nuevo ante un uso perverso de las instituciones que intenta ganar en las magistraturas lo que se pierde en los parlamentos. Pasó con el PP y el Estatut. Está en la base de la desafección catalana denunciada por elpresident Montilla. Con las gafas del sentido común, queda claro que la ley recurrida dice qué lengua ha de ser primero sin convertirla en única. No sufran.