opinión

La primavera el sexo altera...

TOMÀS NAVARO

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Pues no se van a creer lo que les voy a contar. Recuerdo a Eckman proporcionándonos una máxima sobre la mentira: Cuándo lo que te están contando te parece extraño e inverosímil, suele ser verdad; pero cuando lo que te están contando puede parecerte real y con sentido, suele ser mentira.

Pues bien, aquí va mi inverosímil pero real anécdota. El pasado domingo me desperté temprano y salí a correr a la montaña mientras en casa todos dormían. El caso es que empecé a correr y correr y correr y sin darme cuenta atravesé el Cadí por el coll del Pendís y fui a parar al refugi Sant Jordi. Allí encontré unas indicaciones para subir al Moixeró por la cara sur, lo que me suponía un ahorro importante de tiempo para poder volver a Riu, el lugar donde había dejado el coche.

Bueno, el caso es que al tomar el 'supuesto' camino del Moixeró me encontré con una pareja en pleno calentón primaveral. ¡Pero no se crean que eran adolescentes, no! No los miré con detalle ya que pasé más apuro yo que ellos, pero vamos, que los cincuenta años los tenían. Miré hacia otro lado y seguí corriendo mientras sonreía para mi mismo. No es que haya una edad más adecuada que otra para los calentones primaverales en plena naturaleza, pero lo cierto es que las hormonas descontroladas de la adolescencia y primera juventud suelen ser las causantes de este tipo de escenas.

Oiga usted, es que me encantó tanto como me sorprendió la edad. ¡Claro que sí! De hecho si todos tuviéramos esa energía, ese ímpetu y esa espontaneidad en materia de sexo, el mundo sería un lugar mucho mejor para vivir. ¿No creen?

Después de la sorpresa inicial me vino todo un torrente de pensamientos a la cabeza. ¡Pero que bueno! ¡Más calentones es lo que necesita el mundo! Queridos lectores, salgan todos a la montaña a disfrutar del calor de la primavera y de la pasión de los sentidos. Eso sí, si pueden apártense unos metros del camino. La montaña es enorme, seguro que encontrarán rincones más discretos que los protagonistas del artículo. ¡Lo digo por ustedes y por su intimidad!

En materia de sexo todo son ventajas, iba yo pensando después del encontronazo. Por cierto, ella no se enteró de mi presencia, él si, pero vamos, que ni se inmutó. A lo nuestro, practicar sexo frecuentemente mejora el estado de ánimo, te pone de buen humor y promueve la tolerancia hacia la diferencia. No hay nadie que tenga una vida sexual satisfactoria y esté de mal humor. ¡Es imposible!

El sexo es un ejercicio aeróbico absolutamente saludable. Si practicas sexo habitualmente mejorarás tu sistema cardiovascular, trabajaras tu musculatura y liberarás una gran cantidad de hormonas con efectos beneficiosos sobre tu salud. Mira una ventaja más; se te va a poner buen tipo sin ir al gimnasio. ¿Quién dijo que hacer ejercicio era aburrido?

El sexo mejora la comunicación y la intimidad en la pareja y si es entre amigos... también. El sexo acerca las almas mediante emociones intensas que las palabras no son capaces de evocar, reconforta y une dos cuerpos en uno durante un espacio de tiempo en el que nos desconectamos del mundo por completo.

El sexo frecuente estimula la creatividad y la productividad para terminar el trabajo rápido y volver a casa temprano... Ups, que correlación más curiosa se me antoja entre la gente que está hasta las tantas en el trabajo y la falta de sexo. Bueno, lo dicho, ¡El sexo es vida y alegría!

Pues mientras iba repasando todas las ventajas que tenía practicar sexo frecuentemente, me percaté de que estaba completamente perdido y de que tenía que volver a pasar por el lugar donde la alegre pareja estaba conectando sus almas y su cuerpo de forma salvaje atendiendo a la llamada de la naturaleza.

No tenía más remedio, oigan, les aseguro que busqué alternativas, pero una peña a mis pies y un denso bosque lleno de zarzales a mis espaldas no me dejaban más alternativa. Volví sobre mis pasos, silencioso y discreto, sin mirar, sin querer molestar, pero no fue necesario ya que estaban tan absortos en sus ocupaciones que ni una manada de caballos al galope les hubiera distraído.

Que salvaje y que bello a la vez. Que natural y que simple. Que poco frecuente y que necesario. Amigos y amigas lectores, les propongo que diseñen un plan de activación del deseo y de su vida sexual integrando el sexo en su día a día. Sí, día a día, no lo dejen para el fin de semana, las vacaciones o para cuando los niños estén de colonias con el colegio.

Ya pueden ir a comprarse juguetes, boas de plumas, disfraces, aceites de masaje, velas, inciensos, pastillas, botas de montaña y una mochila o lo que necesiten, pero queridos amigos, mi mejor consejo es que incorporen el sexo en su vida de manera habitual y espontánea.

Una cosa más, si nos cruzamos por la montaña, prometo ser discreto. Nada, ustedes a lo suyo y yo a la mío feliz de que la gente haga algo para ser más felices en el mejor de los entornos aprovechando los primeros soles de primavera, esos que calientan pero no queman...