MIRADOR

Iceta, plantado y de perfil

Con Rajoy investido, una vez pacificado el PSOE y sometidos los rebeldes, llegará el turno de apretar las tuercas al PSC.

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta.

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta.

XAVIER BRU DE SALA

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Todo hace pensar que Miquel Iceta se ha inspirado en los espadachines de 'Scaramouche', el nuevo e inmarcesible musical de Dagoll Dagom. En todo caso, no deja de sorprender la coincidencia en la figura de quien planta los pies en el suelo, se pone de perfil y presenta el florete aunque se abstenga de atacar. En efecto, después de consolidar su liderazgo, y no solo al frente del PSC --¿pasaba de sparring Núria Parlon y solo como tal, no como rival, será recompensada?--, Iceta dedica las primeras energías a consolidar la posición del 'no' a Mariano Rajoy. Nada de fugas. No quiere declaraciones discrepantes. Ni siquiera hemos oído matices interpretables como oposición interna por parte de ningún dirigente. El PSC se planta y exhibe el florete pero no da un solo paso hacia adelante (ni hacia atrás, por supuesto), a la espera de que el rival tome la iniciativa, si es el caso (que aún no lo será) de atacar.

Es una manera muy poco arriesgada, y por lo tanto muy habilidosa, de presentar batalla, sobre todo cuando sabes que Susana Díaz y su acólito asturiano están demasiado ocupados en controlar las innumerables revueltas de quienes se oponen a la coalición oculta entre PP y PSOE. En las actuales circunstancias, la posición el PSC es el menor de los problemas de la gestora del PSOE, sobre todo porque es irreversible. 'Scaramouche'. Ya será mucho si consiguen investir a Rajoy y a la vez tapiar los boquetes por donde podría volver (por lo menos a incordiar) Pedro Sánchez. A fecha de hoy, el PSC luce cota de mallas y el PSOE es un emmenthal.

Dentro de unos meses, en cambio, las cosas pueden ser más complicadas para los díscolos catalanes. La coalición oculta entre el partido del Ibex 35 y los socialistas de la España no industrial es un hecho. Y si de entrada se impondrá la 'conllevancia' interna, a medio plazo Díaz tomará las riendas. El voto urbano para el PP. El voto joven para los nuevos, sobre todo Podemos. El PSOE más conservador, el rural, el de la gente mayor, se consolidará en la España subsidiada. Superadas las trabas y con Rajoy investido, una vez pacificado el partido y sometidos los rebeldes, llegará el turno de apretar las tuercas al PSC.

'PRESSING' TERRITORIAL

Es en este punto cuando Iceta será sometido al 'pressing' territorial. Ya se le empieza a indicar, de entrada 'sotto voce', que debe recuperar los votos que se escaparon hacia C’s. El 27-S fueron muchos, muchísimos, para evitar el peligro inminente de secesión. Ahora bien, si seguimos la trayectoria posterior de la mayor parte de estos votos, barrio por barrio, observaremos que se oponen a la independencia pero no son tan unionistas como parecía, puesto que si primero posaron en Ciutadans, a continuación, una vez alejado el peligro, han ido a parar, por duplicado y parece que para quedarse, a la izquierda de los 'comuns', que ha barrido en las dos elecciones generales.

Ante este panorama, de perspectivas desoladoras, el PSC de Iceta tiene todas las de pasar de plantado, en esbelta figura, a petrificado y desmoronado. Pérdida de más votos si vira hacia C’s y la derecha antisoberanista. Sangría interna si aumenta las tensiones con el PSOE para acercarse a los 'comuns'. 'Scaramouche'.