El epílogo

El poso del verano

ALBERT Sáez

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El verano cambia nuestro sentido del tiempo. Los días se alargan no solo porque el sol nos acompaña más horas, sino también porque alteramos las rutinas. Sin despertadores, la anarquía reina en los horarios de las comidas, las sobremesas se eternizan y pocos días nos acostamos antes de la medianoche. Vivimos al ralentí saboreando el tiempo para alargar la vida. Esta mutación general de la sociedad tiene su reflejo en el periodismo. Las mismas noticias se prolongan durante días porque no aparecen nuevos hechos que las releven. Y así mostramos los acontecimientos desde todos los puntos de vista imaginables para intentar dar dinamismo a una realidad que no se mueve. Corremos el riesgo de aburrirles, pero tenemos también la oportunidad de desbrozar la complejidad .

Los controladores y Rusia

Esta semana hemos podido contemplar el poso de dos problemas: el conflicto de los controladores aéreos y el drama de los incendios de Moscú. En el primer caso asistimos a un ejercicio de deconstrucción de una mentira interesada. Los controladores aparecen día a día como un colectivo más irresponsable. Hoy ya no sabemos exactamente de qué se quejan: del sueldo, de los turnos, de las horas extras, de las enfermedades profesionales… Seguro que albergan algún argumento razonable, pero sus juegos dialécticos les restan apoyos. No se entiende que antes de convocar la huelga lograran poner en peligro el sistema a base de bajas laborales ni que tuvieran el mal gusto de recordar los accidentes aéreos que ha habido cuando se les ha militarizado. Y mucho menos se entiende que cuando el país se bate contra la crisis manejen irresponsablemente una convocatoria de huelga que arruina al sector turístico. Esta vez no se han podido esconder en el tumulto de la actualidad.

Igual sucede con los incendios que acechan Moscú. La incapacidad de las autoridades de controlarlos demuestra que algo de razón tienen quienes aseguran que Rusia sería considerado por la comunidad internacional un Estado fallido si no fuera una potencia nuclear o si Europa no dependiera de su gas.