Opinión | LIBERTAD CONDICIONAL

Lucía Etxebarria

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Por qué algunas mujeres no se corren... contigo

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Las mujeres tenemos más orgasmos más largos. Un orgasmo femenino dura de 10 a 14 segundos, el de los hombres de 5 a 7. Además, nosotras podemos disfrutar del llamado orgasmo masivo extendido. Podemos encadenar unos orgasmos con otros hasta alcanzar una experiencia de diez minutos, o incluso de una hora.

Esta capacidad femenina tiene una explicación simple: El área tegmental ventral, localizada en el sistema límbico, es la responsable de liberar dopamina, y se activa durante el orgasmo en una relación sexual. En mujeres, es 70% más grande, está mejor conectada y funciona más rápido que en hombres. Por eso las mujeres tienen orgasmos más duraderos que los hombres.

Los núcleos septales son un conjunto de estructuras subcorticales que se sitúan cerca del hipotálamo, y cumplen funciones muy diversas. Entre ellas, gestionan la expresión de respuestas de placer. Las mujeres tenemos cuatro. Repito, cuatro. Los hombres solo uno.

¿Y por qué a las mujeres la Madre Naturaleza nos ha dotado de semejante capacidad para el placer? Por una cuestión de evolución.

Todo viene de hace dos millones de años, cuando al Homo Erectus le dio por ponerse a dos patas. Piensen ustedes: ¿Les es más fácil cargar peso con un carrito de supermercado o con una maleta de viaje? Justo: Cargar un embarazo andando a dos patas es más difícil que a cuatro.

Las hembras humanas tenemos una increíble capacidad para el orgasmo. La dopamina es muy adictiva, y si la liberamos a mansalva en cada coito, cada vez querremos más sexo

Para colmo, para andar de forma eficiente sobre dos piernas, el esqueleto de los homínidos cambió y esto afectó a la pelvis.

En la mayoría de los primates, el canal del parto en la pelvis es relativamente recto. En las humanas, las caderas se hicieron  estrechas y el canal del parto se distorsionó, ya no es tan recto.

Pero es que, además, muy poco después, nuestros antepasados homínidos empezaron a cambiar de nuevo. Los humanos tienen unos cuerpos más largos que los simios, unos brazos más cortos… y unos cerebros más grandes. Por un lado, las hembras de homínido tenían que mantener una pelvis estrecha con un canal del parto restringido para poder andar eficientemente y sobre dos piernas. Pero al mismo tiempo los fetos estaban evolucionando para tener cabezas más grandes, que cada vez se amoldaban peor a esas pelvis más estrechas.

El embarazo y el parto se convirtieron en algo penosamente doloroso y potencialmente letal, y siguen siéndolo hoy en día. Por eso las hembras humanas tenemos esa increíble capacidad para el orgasmo. La dopamina es muy adictiva, y si la liberamos a mansalva en cada coito, cada vez querremos más sexo. Quizá, sin dopamina, no querríamos jugarnos un embarazo y un parto.

La pregunta entonces es ¿por qué en la actualidad hay tantas hembras humanas anorgásmicas? Simple. Porque la dopamina es antagonista del cortisol. Ante cualquier acontecimiento estresante, se activa la amigadla y avisa a las glándulas suprarrenales para que segreguen cortisol como locas. Por lo tanto, es imposible practicar el sexo en condiciones de estrés. Y mucho menos disfrutarlo. Una mujer que asocie el sexo a un acontecimiento estresante, tiene muy pocas posibilidades de alcanzar un orgasmo.

La próxima vez que esté usted con una mujer y dude de si ella disfruta, pregúntese si ha creado un clima de confianza para que goce sin miedo

El otro día en un programa de televisión, un conocido periodista, al que se le supone información de primera mano, advirtió de que es muy posible que los (presuntos) violadores del 'caso La Manada' reciban una sentencia absolutoria o mínima. La sentencia ha sido pospuesta porque los jueces no se ponen de acuerdo. Uno de los magistrados es partidario de la absolución.

Una de cada tres mujeres en la UE ha sido víctima de violencia física o sexual desde los 15 años; más de la mitad (55 %) de las mujeres han sufrido acoso sexual; una de cada tres ha sufrido abuso psicológico por parte de su pareja, una de cada tres ha sufrido algún tipo de agresión sexual por un adulto durante la infancia. Datos de la Comisión Europea. Es por tanto lógico que muchas mujeres asocien sexo con estrés. No somos ya Homos Erectus que caminan felices por la sabana. Somos seres «civilizados» entre comillas, con televisión, móvil y tablet, y vivimos en una cultura patriarcal ampliamente misógina y agresiva.

Así que la próxima vez que usted esté con una mujer y dude de si ella disfruta, antes de buscar tutoriales sobre el punto G, comprar juguetitos de plástico o lubricantes efecto calor, pregúntese si ha creado un clima de confianza como para que esa mujer pueda gozar de su sexualidad sin miedo. 

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