El populismo de Obama

El líder de EEUU quizá no satisfizo todas las esperanzas en él depositadas, pero el mundo añorará su legado ético y su concepción del populismo

ENRIC HERNÀNDEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si el 'Diccionario Oxford' ha entronizado un neologismo, 'posverdad', como el vocablo estrella del 2016, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) se ha inclinado por otro término en boga, 'populismo', a causa de la mutación de su significado 'populismo'. En efecto, la definición clásica de 'populismo', "tendencia política que pretende atraerse a las clases populares", cede paso ante una nueva acepción que lo engarza con las apelaciones emotivas a los ciudadanos y la oferta de soluciones simples a problemas complejos. Ello, pese a que el lexicón ya dispone de una palabra para describir tales prácticas políticas: 'Demagogia'.

Solo Barack Obama se ha rebelado contra la estigmatización del término 'populismo'. El pasado verano, tras el triunfo del 'Brexit' en el Reino Unido'Brexit' y la victoria de Donald Trump Donald Trumpen las primarias republicanas, el presidente de EEUU llamó a evitar que la "retórica" que late tras esos movimientos políticos se acabe apropiando del populismo. 

"A mí me preocupa la gente. Que todos los niños tengan las mismas oportunidades que yo tuve y reciban una educación decente. Me preocupa la gente que trabaja duro y no tiene opción de progresar. Y que una madre trabajadora tenga una guardería en que confiar. Y creo que debemos tener un sistema fiscal justo en el que tipos como yo paguemos un poco más para que otros, menos afortunados, tengan nuestras mismas oportunidades. Y que debe haber límites al sector financiero para evitar debacles como las del 2007 y 2008..." 

"Supongo que todo esto me convierte en populista. Alguien a quien nunca le han preocupado los trabajadores, la justicia social o la sanidad pública no debería ser definido como populista solo porque dice algo controvertido. Eso no es populismo; es chovinismo, o xenofobia. O aún peor: cinismo".

AÑORANZA

Ahora que el cinismo, el chovinismo y la xenofobia medran por doquier y están a punto de habitar en la Casa Blanca, es hora de vindicar el legado ético que nos deja Obama. Quizá no haya satisfecho todas las (exageradas) esperanzas en él depositadas, pero, con la que se nos viene encima, el mundo añorará su sana concepción del populismo. Y no a mucho tardar.