Al contrataque

El pollo y la 'estelada'

Cuando vas por las carreteras del Empordà te das cuenta de que la rojigualda solo ondea en un tipo de establecimiento civil: los cámpings

Estelades en la grada del Camp Nou en el partido del Barça con el Bate Borisov.

Estelades en la grada del Camp Nou en el partido del Barça con el Bate Borisov. / periodico

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Los que ven desinflarse el espíritu del 'procés' no deberían sufrir. Ahora es la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, quien insufla más oxígeno y agita el independentismo catalán prohibiendo las 'estelades' en el estadio Vicente Calderón, donde el domingo se jugará la final de la Copa del Rey entre FC Barcelona y Sevilla. Como la señora delegada quiere asegurarse bien, hará registrar uno a uno los seguidores azulgranas en la puerta del estadio.

¿Cómo argumenta esta prohibición? En una interpretación muy peculiar de la ley contra la violencia, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, allí donde «prohíbe... pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que... inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos terroristas, o constituyan un acto de manifiesto desprecio...». De naturaleza torpe, el Gobierno central ha ido más allá para argumentar la decisión de su delegación de Madrid. Dicen: «Con un pollo o una estrella, lo que es anticonstitucional, es antidemocrático». Y en eso va bien: el pollo que se montará si continúan prohibiendo la estrella!

En Catalunya, el diputado del PP en el Parlament, Santiago Rodríguez, consciente del efecto bumerán que la prohibición conlleva contra las filas populares, ha corrido a decir en Catalunya Ràdio que, si se razona con lógica, no tiene sentido prohibir las 'estelades'. La cosa se complica. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no irá al partido en señal de protesta. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tampoco, y el Barça ya ha considerado la prohibición un atentado contra la libertad de expresión. Hora que pasa, mayor es la movilización de entidades sociales, deportivas y políticas de Catalunya. Si de aquí al domingo no hay una rectificación clara, no quiero ni imaginarme qué puede pasar.

PITOS ARCHIVADOS

Justamente este mes de mayo la <strong>Audiencia Nacional</strong> ha archivado por segunda vez la pitada al himno español en la final del Camp Nou del año pasado. No ha habido delitos de injurias al Rey o ultrajes a la nación, concluyó el juez Fernando Andreu. ¿Cómo es, pues, que no aprenden?

Las 'estelades' cuelgan de las ventanas y balcones de las casas con normalidad. A nadie le molesta. Con una sonrisa en los labios, cientos de miles de personas o un millón o dos -según quien haga el recuento- las levantan bien arriba cada Onze de Setembre como símbolo de libertad.

Este es el paisaje de Catalunya, donde la falta de oferta política del Gobierno español para los catalanes hace que el PP empiece a ser un partido meramente testimonial. Quizá por eso, cuando vas por las carreteras del Empordà te das cuenta de que a estas alturas la rojigualda solo ondea en un tipo de establecimiento civil: los cámpings. Prohíban la 'estelada' en Madrid y el independentismo volará más alto.