Ecos de una fiesta

Políticos en Sant Jordi

Ha sido siempre el 'día del libro', un ejemplo de la diversidad de intereses, y por añadidura una exaltación de la libertad de expresión en todos los sentidos

Carme Riera firma libros en el stand de Abacus de Rambla de Catalunya.

Carme Riera firma libros en el stand de Abacus de Rambla de Catalunya. / .18976537

JORDI PUNTÍ

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Políticos en las paradas de libros. A algunos se les ve incómodos, como futbolistas en traje de noche para recibir un premio, o como actores porno simplemente vestidos. Quizá les cueste no ser el centro de atención con su libro de actualidad. Si firman ejemplares al lado de un mago, un cantante o la 'youtuber' de turno, les sale esa sonrisa forzada, la misma de cuando asumen los reveses de su partido en las elecciones.

Buscan entonces la complicidad de un escritor que se encuentre cerca, a poder ser un escritor literario, como diciendo "cómo nos tenemos que ver, esto es competencia desleal". Pero, queridos políticos, hace años que esta complicidad va muy cara, y el escritor mira para otro lado o disfruta mientras firma ese ejemplar que le ha puesto delante la lectora asidua, inteligente y simpática, salida como una bendición de entre la multitud. Luego el político vuelve a su tarea: dejarse observar por el gentío -"esa cara me suena..."-, esperar alguna frase de apoyo, algún votante fiel que compre el libro, y mirar de reojo al móvil para comprobar que el tiempo pasa muy lento por Sant Jordi.

En el otro lado del espejo, el de los lectores, también hay políticos que parece que solo se duchen por el método del baño de masas, aunque luego descubran que las masas son impermeables. Le ocurrió a Xavier García-Albiol en Badalona, y en parte a los líderes de Ciudadanos en Barcelona. En este caso levantaron la carpa de su partido en el centro de la ciudad, junto a las paradas de libros, repartieron rosas de color naranja y luego se quejaron de que Sant Jordi se ha convertido en una jornada politizada y que debería ser para todo el mundo.

Yo creo que las carpas de todos los partidos políticos no pintan nada en la fiesta del libro, pero con más razón si la estrategia es crear el conflicto donde (todavía) no lo hay y luego acusar a los rivales de hacer precisamente eso. Sant Jordi ha sido siempre el día del libro, un ejemplo de la diversidad de intereses, y por añadidura una fiesta de la libertad de expresión en todos los sentidos. Decir lo contrario es cinismo.