el futuro de europa

Pirómanos y cobardes en el 'brexit'

La campaña a favor de salir de la UE que emponzoñó el debate con mentiras, centra su esfuerzo en negar el impacto negativo de un no acuerdo

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Ramón Lobo

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De los 16.141.241 británicos que votaron el 23 de junio de 2016 seguir en la UE, un 70,5% tenía menos de 24 años (un 80% en mujeres). Desde la celebración del referéndum, hace dos años, 11,4 millones de británicos han alcanzado la edad de votar. No tendrán la oportunidad de decidir en algo que afectará sus vidas, denuncia Aaron Thomson, presidente del sindicato de estudiantes de la Universidad de Kent. Los jóvenes son el motor del movimiento que exige otra votación.

No se habla tanto de un segundo referéndum, sino de un voto sobre el acuerdo final del 'brexit'. El país está tan emocionalmente dividido en este asunto, que otra consulta agravaría el cisma entre las dos Inglaterras, porque esto es un asunto inglés (y galés). En Escocia e Irlanda del Norte ganó el 'remain' (quedarse) por 62-38% y 55,8-44,2% respectivamente.

Un nuevo referéndum pasaría por el Parlamento, de mayoría tory. La primera ministra Theresa May ha dicho hasta la saciedad que no habrá una nueva consulta “bajo ninguna circunstancia”. En política, nada es imposible, y un día es un año y un año, una eternidad.

Algo se mueve en el subsuelo demoscópico. En el suroeste de Inglaterra, clave en las últimas victorias conservadoras, y 'probrexit' (52,6-47,4%), se aprecia un cambio de tendencia. Según una encuesta de YouGov, un 46% apoyaría hoy seguir en la UE frente al 43 que mantiene el rechazo. Lo más trascendente es que un 42% quiere un nuevo referéndum frente al 35%.

El peor escenario

El problema es que nadie sabe si habrá acuerdo antes del 29 de marzo del próximo año, que es la fecha elegida para la ejecución del divorcio con la UE. Un no acuerdo sería el peor escenario para May y el sector moderado de su partido, que buscan un 'brexit' suave para no dañar la economía. Los asuntos clave son la libre circulación de bienes y la libre circulación de personas. En el ultimo caso, May lo llama “acuerdos de movilidad”.

Para los impulsores de una ruptura clara con la UE, con Boris Johnson (ahora con problemas por islamófobo y bocazas; ninguna novedad), Michael Grove y Nigel Farage a la cabeza, un 'brexit' suave sería un engaño, un salirse sin salirse del todo. Ellos prefieren un no acuerdo a un mal acuerdo. La campaña del 'brexit' que emponzoñó el debate con mentiras, centra su esfuerzo en negar el impacto negativo de un no acuerdo.

La mayoría de los expertos y los datos no están de su parte, pero en un debate emocional ¡quién necesita la verdad!. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, acaba de advertir de las “grandes consecuencias económicas” de un no acuerdo. Obligaría a una reducción de emergencia de los tipos de interés. Carney calcula que el coste anual del 'brexit' es de 900 libras por hogar. No es una proyección, se refiere a lo ocurrido desde el referéndum.

El 'Finantial Times' informa de que el proceso del 'brexit' (aún no concluido) ha dañado la economía británica, y afectado a las inversiones por ausencia de un marco jurídico claro. El impacto se sitúa entre el 1 y el 2% del PIB. Algunos economistas 'probrexit' sostienen que estos datos se deben a que los cálculos de la economía anteriores al referéndum eran demasiado optimistas.

Los grandes perdedores

Un no acuerdo sería negativo para el Reino Unido y para la UE. Los grandes perdedores serían los jóvenes británicos, y los viejos, que votaron mayoritariamente por salir de la UE (un 60% en mayores de 65) ¿Habrá suficiente personal sanitario para atenderles en hospitales y asilos? El 83% del staff en el sistema británico de salud (NHS) es local, el 18% procede de fuera (un 5% de ellos de la UE). Un aviso: en el 2017 cayó en un 23% el número de extranjeros que solicitaron plaza para realizar cursos de enfermería en el Reino Unido.

Este es un asunto de enorme carga emocional y patriótica para los 17.411.0742 británicos que votaron por la salida. Los 'hard-brexiters' manejan este clima lleno de tintes xenófobos, dejando sin espacio a las demás opciones, que temen quedar como antipatriotas. Les sucede a los laboristas que escrutan el humor de sus circunscripciones 'probrexit'.  

En el Reino Unido conviven dos realidades paralelas, la de los discursos oficiales y la de la calle. Acabarán encontrándose, ya veremos si en la meta o en el precipicio. Es un proceso diabólico que se repite en otras latitudes. Y está Escocia, que votó masivamente quedarse en la UE. Y está la Irlanda dividida (gracias a Churchill). El 'brexit' es un almacén de explosivos y no hay noticias de la llegada de los artificieros. De momento, seguimos con pirómanos y cobardes sobre el escenario.