Peccata minuta
Pido perdón
Mis disculpas por ser mal catalán, por no votar el 1-O, por no lucir lazo amarillo, pese a que me gustaría ver a los presos en la calle y que el juicio no fuera por rebelión ni sedición, por...
Pido perdón por ser un pésimo catalán. Pido perdón por considerar que las jornadas parlamentarias catalanas de hace un año y un mes, nocturnas y alevosas, fueron una enorme vergüenza antidemocrática. Pido perdón por no haber votado el 1-0, ya que, a mi parecer, aquel día no tuvo lugar ningún referéndum; solo un 'happenning' multitudinario. Pido perdón por maldecir a Mariano Rajoy por pegar con porras de verdad a gente que votaba en urnas de mentirijillas. Pido perdón por desconfiar del número de votos depositados en las urnas venidas de China vía Marsella (un conocido se jactó heróicamente de haber votado en cuatro colegios). Pido perdón por preguntar a los convocantes de la cosa por qué, disponiendo del 90% de votos a favor de la autodeterminación, no se presentaron al premio Guinness de Bulgaria. Pido perdón porque cada vez que oigo hablar del "mandato del 1-0" me persigno. Pido perdón porque cada vez que oigo hablar del "pueblo catalán" pienso más en una pequeña aldea de montaña que en un colectivo de ciudadanos libres. Pido perdón por reprochar a un hombre tan instruido como Oriol Junqueras que mintiese a su militancia contándoles que Europa y el cielo nos esperaban con los brazos abiertos. Pido perdón por partirme de la risa -y las lágrimas- al saber que la proclamación de la 'república' se debió en buena parte a un tuit y a unas desconsoladas lágrimas femeninas. Pido perdón por considerar a Lluís Llach el artista del régimen. Pido perdón por considerar a Toni Albà el payaso tonto del régimen. Pido perdón por hablar con el televisor -mi mujer opina que estoy loco perdido- casi cada vez que Pilar Rahola grita en mi pantalla.
Pido perdón por recordar que nuestro actual 'president' era el presidente del club de fans de los sanguinarios hermanos Badia (ahora, más civilizado, se limita a dar alas a los violentos después de hostiarles, para que sepan que una mitad de él está con ellos). Pido perdón por no lucir lazo amarillo en la solapa izquierda, a pesar de que me gustaría ver a los presos en la calle muchísimo antes del juicio y que este no fuera por rebelión ni sedición. Pido perdón por considerar que la duración media de un ultimátum no debiera ser inferior a la eternidad y un día. Pido perdón por ser fascista (actualmente cualquiera que no sea de la CUP lo es). Pido perdón por considerar a Inés Arrimadas mucho menos "fascista" que a la expresidenta Núria de Gispert. Pido perdón por agradecer a la señora De Gispert que nos aconseje alejarnos de ella. Pido perdón por estar hasta las narices de escuchar 'Els segadors' cada 10 minutos. Pido perdón porque, cuando hace un par de días leí que Donald Trump, Kim Jong-un y Carles Puigdemont eran firmes candidatos al Premio Nobel de la Paz -tal vez por sus peinados-, creí estar leyendo 'El Mundo Today' o 'El Nacional.Cat'. Pido perdón...
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