Los escritores y la prensa
Periodismo cultural
Con cada libro, el escritor debe volver a presentarse como si no se supiera nada de él. Si uno quiere salirse de los moldes, ser ingenioso, es penalizado
Dentro del mundo editorial hay unas normas no escritas. De eso me di cuenta cuando publiqué en el sello de un gran grupo editorial. Me prohibieron dar entrevistas sin pasar por la casilla adecuada: la de prensa. Se trata de un momento puntual: el lanzamiento. No podía dar la primicia a nadie sin el consentimiento del departamento. Tenía asignado un día: cada tres cuartos de hora, una entrevista. Estaba encerrada en una habitación con libros de cortesía, una mesa blanca, un teléfono del que me llegaban llamadas con entrevistas de medios de Madrid y una gran ventana llena de tejados y de patios traseros. Los periodistas entraban y salían puntuales. Las preguntas siempre eran las mismas: genéricas, personales y literarias. Con cada libro, el escritor debe volver a presentarse como si no se supiera nada de él.
Al concentrarse todas las entrevistas en un día, salen a la vez. Los titulares se parecen, en las fotos llevas la misma ropa, las ideas se van repitiendo de periódico en periódico. Eres tú, un día de tu vida, sin otro contacto que el de los periodistas que entran y salen de la sala.
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Durante una semana te ves en todos los sitios, diciendo lo mismo, con la misma cara, respondiendo las mismas preguntas. Tiene sentido: los lectores de un periódico no leen las otras diez entrevistas, y así los abarcas a todos. No queda nadie que se lea un suplemento literario que no sepa que has sacado un libro. Es cierto, pero ¿y qué? Todos los diarios, a la vez, dan la misma información. Si has leído una entrevista, las has leído todas. Es un periodismo dormido. Como al día siguiente de un partido de fútbol, el entrenador se multiplica en las portadas. Es el efecto rueda de prensa.
Si uno quiere salirse de los moldes, ser ingenioso, es penalizado. El escritor no puede dar entrevistas cuando quiera, el periodista no puede salirse de la fecha marcada, el tema debe ser siempre el lanzamiento del libro. Si estás de promoción, hay unos tiempos. Son los tiempos de los aburridos, de los números, de los obedientes... en definitiva, de los que se han cargado el periodismo cultural inteligente y despierto.
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