La rueda

Perder la inocencia (democrática)

NAJAT EL HACHMI

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Dos años después del derrocamiento deMubarak,Egipto se revuelve. Los islamistas están dinamitando las aspiraciones democráticas de los egipcios. Y ya veo a los escépticos de siempre balanceando la cabeza: ay, estos árabes, que quieren jugar a ser como nosotros y no recuerdan que su religión es incompatible con los valores occidentales de igualdad, fraternidad y etcétera.

De acuerdo, el mundo árabe todavía pugna para conciliar estos valores con los principios del islam, pero ¿cuánto se tarda en instaurar una democracia? ¿Cuándo un país que ha vivido bajo una dictadura puede considerar que ha superado definitivamente su pasado y puede definirse como plenamente demócrata? ¿Cuándo se puede decir que los ciudadanos de un país son realmente los que deciden cómo quieren vivir? No hace falta ir muy lejos para encontrar ejemplos del largo camino que se debe recorrer para fundamentar con raíces sólidas el Estado de derecho.

Aquí, alguna de esas raíces principales deben estar en un terreno erosionado si día sí día también debemos recibir noticias sobre corrupción (a estas alturas, ya se podría dedicar un canal de 24 horas). Nos escandalizamos pensando que son casos excepcionales, pero ahora los hay cada día. Esto solo ocurre si forma parte de la cultura de un lugar. Ay, qué tiempos aquellos en los que los corruptos eran los otros, los salvajes, los de las repúblicas bananeras. ¿Y qué me dicen de una monja que en nombre de su moral religiosa robaba los niños a las madres no casadas para darlos a buenos católicos? ¿Hemos separado suficientemente nosotros la fe de la política? ¿Y los intereses personales del ejercicio de la política? Harán falta generaciones enteras para cambiar al mundo árabe. A ver si con la celeridad con que actúan nos atrapan todavía enfangados en este posfranquismo tardío.