La rueda

Pelotas encima de la hierba

La penetración del fútbol en todas las esferas de la vida cotidiana es totalmente desmesurada

ESPAÑA FUTBOL

ESPAÑA FUTBOL / periodico

NAJAT EL HACHMI

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Hay quien ha pedido estos días que la política no entre en el fútbol. Teniendo en cuenta que todo es política y que los palcos de los estadios suelen estar llenos de alcaldes, presidentes e incluso reyes, la petición resulta extraña. Como si el veto a la 'estelada' fuera parte de unas consideraciones más generales. Prohibir la política en los deportes llevará trabajo; para empezar, para definir qué elementos son o no son portadores de significado ideológico, comenzando por la vestimenta misma de los jugadores.

La selección española, por ejemplo, tendrá que cambiar los colores de su equipo. En ámbitos como el laboral o el institucional tiene sentido pedir que la ideología propia quede en segundo plano, pero en una multitud reunida en un estadio que aprovecha los partidos de fútbol para manifestar todo aquello que no puede expresar en la vida diaria, ¿qué sentido tiene esto?

Si el objetivo es convertir los partidos de fútbol en partidos de tenis, con un público atento al juego en respetuoso silencio y que estalla solo cuando es oportuno, me parece muy buena idea. Pero puestos a pedir, si se puede, yo iría más allá y pediría que sea el fútbol el que deje de entrar en todos los rincones de nuestra existencia. Que su penetración en todas las esferas de nuestra vida cotidiana es ya completamente desmesurada lo admitirá hasta el más cegado de los aficionados.

No hay más que poner las noticias y ver qué porcentaje de tiempo se le dedica. Y el problema no es que haya fútbol, sino que el fútbol se come el tiempo que podría dedicarse a cosas que hasta ahora han demostrado ser mucho más útiles para la humanidad que el espectáculo de unos hombres jóvenes, en plenitud de sus facultades físicas y mentales, persiguiendo un objeto esférico. La ciencia, el conocimiento y la cultura podrían sustituir, por ejemplo, el espacio de tantas y tantas horas dedicadas a las pelotas.