Al contrataque

Pedro Sánchez inquieta

Un partido de la 'vieja política' puede desde la base darle la vuelta a lo que decidió su cúpula. O sea, la antítesis de lo que es 'vieja política'

Pedro Sánchez en un acto con militantes y rueda de prensa en Madrid.

Pedro Sánchez en un acto con militantes y rueda de prensa en Madrid. / periodico

JORDI ÉVOLE

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De entrada, felicidades al guionista de las primarias del PSOE. Pocos daban un duro por esta serie, que sus gestores querían resolver rápidamente. Pero llega a final de temporada más viva que nunca: nadie se atreve a hacer un spoiler (lo que antes se llamaba decir el desenlace). Lo que detecto es preocupación en casi todas las cúpulas (políticas y empresariales) en caso de una victoria de Sánchez. El establishment está inquieto. Con lo tranquilito que se había quedado tras la investidura. Si el que les inquietaba hace un año era Pablo Iglesias, ahora es Pedro Sánchez.

Inquieta a grandes empresarios que ya influyeron para que el pacto entre PSOE y Podemos no llegase a buen puerto. Inquieta al PP, que con la docilidad exhibida por el PSOE en su investidura se veía gobernando con más comodidad de la esperada, a pesar de la nueva ola de corrupción que le carcome. Inquieta a Podemos, que ve como un candidato como Sánchez puede robarle el voto prestado que le llegó del socialismo tradicional. A veces tengo la sensación de que no hay nadie más interesado que Podemos en que gane Susana Díaz, porque eso es lo que le puede convertir en «la fuerza hegemónica de la izquierda». Da la sensación de que ni en Podemos ni en el PSOE se han dado cuenta de que o relajan su relación y acercan posiciones, o será muy difícil que la izquierda recupere el Gobierno en España a corto o a medio plazo.

Y en Catalunya también inquieta Sánchez. Al independentismo se le desmonta la idea de que con España no hay nada que hacer. El discurso de Sánchez respecto a Catalunya tiene poco que ver con el de Susana Díaz o el de Mariano Rajoy. Al menos eso es lo que parece por los mítines que celebra por aquí. Aunque no sería la primera vez que un socialista dice en campaña una cosa sobre Catalunya y luego hace otra. Pero, de momento, en la situación actual de confrontación, al independentismo no le va muy bien la idea de que alguno de los suyos intuya que otra España es posible.

UNA SEMANA MUY LARGA

La pirueta del PSOE puede ser tremenda: un partido de la vieja política que consigue desde la base dar la vuelta a lo que decidió su cúpula. Vamos, la antítesis de lo que entendíamos por vieja política. A Sánchez le iría hasta bien que los medios que más le atacan sacasen toda la artillería contra él esta semana. Qué sé yo: unas fotos antiguas con Maduro o hacer correr que Sánchez está detrás de la canción de España en Eurovisión.

El máximo enemigo de Sánchez es esa especie de convencimiento que se ha instalado entre los suyos de que va a ganar. Una semana de campaña, con toda la atención mediática centrada en estas primarias, se puede hacer muy larga. Y, que yo sepa, Susana Díaz nunca ha perdido una elección. Sería una locura que perdiese justamente aquella en la que solo votan los de su partido. El giro de guion más inesperado para la política que presume de ser 100% PSOE.