Al contrataque
La patata caliente
Quienes han ganado en el PSOE no pueden lanzarse gratis a los brazos de Rajoy, pero tampoco están en posición de fuerza para exigirle nada
Cristina Pardo
Periodista
CRISTINA PARDO
El PSOE tiene que tomar en cuestión de días una decisión tan trascendental, de tanto calado, que no sé cómo han encontrado voluntarios para integrar la <strong>gestora</strong>. Después de la escabechina que perpetraron el sábado en Ferraz, lo natural sería que al que se acercara ofreciendo un cargo después de la tempestad le gritasen un «¡quítamelo, quítamelo!». Los dirigentes socialistas tienen aproximadamente veinte días para elegir entre una abstención que mantenga a Rajoy en la Moncloa o unas nuevas elecciones que podrían acercar al PP a la mayoría absoluta.
El espectáculo dantesco del último comité federal no les permite a los supervivientes construir el relato de la abstención. Probablemente, cuando echó a andar la legislatura había margen para que el PSOE explicara de manera más o menos convincente la abstención para que hubiera un Gobierno al que atosigar desde la oposición. Pero, en mi opinión, ahora es tarde. Pedro Sánchez y sus fieles consiguieron instalar la idea de que les querían echar para que siguiera Rajoy. Esa era la única motivación de sus enemigos internos, nos decían. En realidad, creo que las razones son algo más complejas, pero el mensaje fue eficaz. Y por lo tanto, los que ganaron el sábado, si no quieren ser los malos ante una militancia desconcertada, se verán empujados a sobreactuar. No pueden lanzarse gratis a los brazos de Rajoy para no dar la razón a Sánchez. Y al mismo tiempo, no están en posición de fuerza para exigirle nada al PP a cambio de evitar las urnas. Al menos, de momento. Tampoco están en condiciones de presentarse como opción de gobierno el 18 de diciembre. Les haría falta tiempo. No tienen. Y sin eso, se complica todo lo demás.
Escenario endemoniado
La boda roja de Ferraz coincide con el calvario judicial del PP. En condiciones normales, la declaración de Rato por las tarjetas black y el inicio del juicio por la Gürtel debilitarían enormemente al presidente del Gobierno en funciones. Resulta chocante que en estas circunstancias sea el PSOE el que se encuentre patas arriba y el PP, en cambio, esté contando escaños con la tentación de forzar otras elecciones. Estamos asistiendo a un escenario político totalmente endemoniado. El PSOE no puede explicar ante sus votantes cómo va a facilitar el Gobierno de un partido procesado. Paralelamente, el partido procesado no hace más que aumentar su número de votos a cada cita con las urnas.
Los socialistas decidirán en los próximos días, en otro comité federal. La responsabilidad es de tal calibre, que lo más humano me parecería dimitir quince veces al día. O veinte. Hay una frase maravillosa, que se le atribuye a Napoleón: «Requiere más coraje sufrir que morir». Suerte a los supervivientes.
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