Urbanismo contracorriente

De paseo por Santa Coloma

La ciudad se ha convertido en laboratorio y referencia de lo que puede ser un entorno metropolitano

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MARIA RUBERT

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La entrada a Santa Coloma de Gramenet desde la estación de metro Baró de Viver, contigua al nudo de Trinitat, es sorprendente. El puente que cruza el Besòs ofrece unas vistas espectaculares a las 10 de la mañana, cuando abren el parque fluvial al público. Lo que había sido el río más contaminado de Europa es hoy el parque urbano más interesante que se ha construido en Catalunya en los últimos 30 años: un espacio verde espléndido, con pájaros, con jubilados paseando, perros con sus dueños,  chicas que corren y muchas bicicletas.

Es cierto que el Besòs todavía es una barrera, y que es difícil cruzar y relacionar sus dos orillas, pero las represas que garantizan agua en un lecho que antes era un espacio seco y la actividad que bordea sus orillas son insólitas. Santa Coloma que en 1940 tenía menos de 20.000 habitantes crece hasta más de 100.000 en los 70. Hoy congrega en un municipio de siete kilómetros cuadrados, uno de mas pequeños de la región, a 120.000 habitantes de 115 nacionalidades. Es la ciudad más cosmopolita de Catalunya,  quizá de España; nuestro Queens (de Nueva York), local.

La ciudad creció a partir de los 60 sin planeamiento, colmatando vacíos, remontando edificios, insertando construcciones en cualquier espacio; y todo eso en un territorio con topografía muy difícil. Los barrios de bloques se encaramaron por la montaña, sin equipamientos ni accesibilidad fácil y la ciudad construida creció todavía más. Los ayuntamientos democráticos cambiaron el ciclo: se  inició la urbanización de calles y plazas, y la construcción de equipamientos.

Un gran parque

En los años 90, y a la sombra de las iniciativas vinculadas a los JJOO, Santa Coloma cubre la autopista y enlaza barrios hasta el momento solo accesibles desde la carretera de La Roca, y se inicia la conquista del gran parque metropolitano esperado desde los 70, Can Zam. Más tarde se instalan escaleras mecanizadas para acceder a barrios como Les Oliveres o Can Franquesa. Los proyectos encajan: las cuatro bibliotecas, la red de guarderías, un auditorio que además es enlace entre dos calles, el Campus de la Alimentación que es una sorpresa, como lo es la intensidad y el comercio frenético en el mercado de Fondo. 

Encaja bien asimismo el proyecto de torres del arquitecto Soto de Moura, una vez superada la picaresca en su licitación.  Parece que aquí han sido capaces de organizar cuestiones básicas como la gestión de residuos, el mantenimiento de los espacios públicos o la asistencia a los mayores. La accesibilidad que han significado las nuevas estaciones de metro ha permitido que todo ese esfuerzo redunde en el confort y calidad de vida de sus ciudadanos. Las dos estaciones de la línea roja y  cinco de la nueva línea 9  colocan a sus habitantes a media hora del centro de Barcelona. 

Motor de progreso

Esta transformación urbanística no es exclusiva de Santa Coloma. Otras ciudades del continuo urbano de Barcelona –como las contiguas Montcada y Sant Adrià  o en el Pla de Llobregat, L’Hospitalet, Esplugues , ViladecansMolins, El Prat, Castelldefels, y tantas otras– que construyen la periferia de Barcelona y que no son el 'cinturón rojo' de una ciudad industrial, sino el centro y motor activo, diverso y de progreso de Catalunya. Porque a diferencia de lo que ocurre en las ciudades y barrios periféricos de  París o Londres, esas poblaciones han construido nuevos barrios, han mejorado las redes de espacios verdes, han pacificado el tráfico en sus centros, han rehabilitado los edificios más notables. En Santa Coloma este inteligente articulado de iniciativas es resultado del trabajo delicado y tenaz de un equipo, en este caso liderado por la alcaldesa Núria Parlon, que se apoya en 30 años de práctica urbanística. 

Una visita una mañana soleada de noviembre me hace pensar que quizá Santa Coloma sea nuestro Medellín, la ciudad que lideró la transformación urbanística en Colombia, colocando bibliotecas y servicios en los barrios donde antes solo había violencia, construyendo vivienda e inventando sistemas de transporte para enlazar barrios entre barrancos. La ciudad con la renta per cápita más baja de Catalunya es hoy un laboratorio de urbanismo

Una ciudad que no tiene una parte complicada, sino que es toda ella una complicación urbanística y que ha sacado provecho de ello. Una lección que emociona a nuestros estudiantes de doctorado, de lo que puede ser el urbanismo metropolitano en otros lugares. A Santa Coloma se llega en metro cómodamente, sin GPS, y no hace falta dar vueltas a ninguna rotonda como ocurre en tantos municipios con más recursos. Además, se come de maravilla. Visiten y comprueben.