Un partido para H.H.

Helenio Herrera, con su Barça de la temporada 1958-59.

Helenio Herrera, con su Barça de la temporada 1958-59. / periodico

Jordi Puntí

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La posteridad es muy breve para la mayoría de entrenadores. Hace un par de semanas, el pasado 7 de noviembre, se celebraron 20 años sin Helenio Herrera, ese genio de la palabra y la sugestión de los jugadores que en su tiempo cambió el fútbol. A su vez, sin embargo, el fútbol ha cambiado tanto en estas dos décadas que ya casi nadie se acuerda del mago. Su paso por la liga española como entrenador le llevó a seis equipos distintos y a la selección, pero fue durante sus años en en el FC Barcelona cuando dejó recuerdos más memorables. Hoy podría parecer que su aportación se ha diluido, pero nada más lejos de la realidad. Entrenando al Inter, con el otro Luis Suárez, 'Luisito', H.H. contribuyó a divulgar, y de qué manera, un equipo vencedor a partir del 'catenaccio' (que ahora conocemos como cerrojazo): un estilo que de alguna forma ha ido perdiendo su carácter de estigma para convertirse en una opción para muchos equipos pequeños.

No es difícil imaginar, pues, que Helenio Herrera habría disfrutado mucho con el partido de ayer en el estadio municipal de Butarque. Empezando por el horario de sábado por la tarde, que tiene algo de siglo XX, y siguiendo con el planteamiento defensivo de los de Garitano, muy serio pero sin arriesgar lo más mínimo, como si en lugar de en Leganés estuviéramos, no sé, en 1965 durante un Génova-Inter.

Un aire antiguo

Una de las grandes aportaciones de H.H. fue la motivación mental de sus jugadores -él lo llamaba "dopaje psicológico"- y el partido de ayer, aunque plácido, tuvo también sus momentos. En sus manos, la obstinación del público en silbar una y otra vez a Piqué habría sido un argumento de motivación extra, así como esos cánticos finales, cuando los aficionados del Leganés daban el partido por perdido y se consolaban entonando un 'Que viva España' con aires de venganza territorial. Helenio, con su gran facilidad para hablar en aforismos que luego se volvían polémicos, quizá habría calentado antes el partido diciendo que el Barça ganaría sin bajar del autocar, o a lo mejor habría magnificado de antemano la influencia de Amrabat ("el mejor delantero africano", quizá habría declarado antes a la prensa deportiva), en un intento de descentrarlo...

No sabremos nunca si H.H. habría planteado el partido del Barça tal como lo hizo Valverde, pero es cierto que todo el desarrollo tuvo un aire casi antiguo, medio aburrido, menos el resultado. Yo estuve siguiendo la retransmisión por una cadena británica y el locutor dijo que estábamos ante "una versión minimalista del Barça". Con Messi a medio gas, no es ninguna sorpresa que las actuaciones más robustas fueran de Luis Suárez, en su reencuentro con el gol, y sobre todo la de Ter Stegen, que solucionó todos los ataques con una sencillez y una colocación del cuerpo y las piernas tan minimalista que era casi arquitectónica: como premio alguien debería llevarle a ver el Pabellón de Mies van der Rohe de Barcelona, en Montjuïc.

Helenio Herrera murió en Venecia y está enterrado en el cementerio de San Michele. Debe de ser el único entrenador que llevó el apodo de 'Mago', pero estaba más que justificado. Hablando del futbol del siglo XXI, llegó a decir que el jugador ideal sería "bajito pero muy atlético, con esa magia que también tiene las computadoras y Maradona". ¿Hace falta decir que nunca vio jugar a Messi?