La reforma de una arteria de la ciudad

Un Paral·lel para sus barrios

Hay que volver a hacer de la avenida un catalizador de la vida comunitaria

Obras en el Paral·lel. La avenida  cuenta con nuevas plazas y alumbrado led

Obras en el Paral·lel. La avenida cuenta con nuevas plazas y alumbrado led

LAURA PÉREZ CASTAÑO

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¿Es posible hacer ciudad sin construir? En esta Barcelona adentrada en el siglo XXI es casi imprescindible. Tenemos una ciudad con calidad material en sus espacios públicos centrales, fruto de largas luchas y de políticas que consolidaron un urbanismo referente en la democratización de las infraestructuras y los servicios en el conjunto de los barrios (incluyendo los periféricos) y en la apuesta por recuperar espacios privados para aumentar los espacios comunes. Sin embargo, las dinámicas económicas, las fuertes presiones del mercado y las gestiones que se asociaron a ella provocaron que esos mismos espacios cada vez fueran menos nuestros. 

En ese sentido, el Paral·lel podría ser un buen ejemplo de cómo los intereses del mercado inmobiliario y de la industria turística sobre los espacios urbanos centrales fueron desvalorizando y debilitando la función de proximidad al mismo tiempo que crearon escenarios de mayor desigualdad y de conflictos. La tan nombrada gentrificación es uno de estos procesos y esconde una serie de dinámicas excluyentes, de difícil abordaje individual, que hace de los espacios vividos por sus barrios y sus gentes, espacios en riesgo de mercantilización.

Una experiencia cercana la encontramos a pocos metros en el mismo barrio del Poble Sec, en la calle de Blai. Este sector del barrio se peatonalizó, pero no fue hasta 15 años después que se regularon sus usos a través de un Plan. Las consecuencias hoy se ven claramente: monocultivo del sector hostelería que ha arrasado con el comercio de proximidad

De experiencias como la de Blai hemos aprendido la necesidad de trabajar en Planes de usos que regulen las actividades comerciales de manera simultánea o consecutiva a intervenciones urbanísticas. Eso es lo que nos proponemos en el Paral·lel, para que este se convierta en la avenida que necesitan sus tres barrios, Sant Antoni, Raval y Poble Sec, y no en una frontera entre ellos.

Un reclamo de los vecinos

El proyecto que el mandato Trias nos dejó de esta genuina calle, espacio de encuentro de tres barrios, lejos de actuar preventivamente contra estos riesgos, los potenciaba. Y el mejor de los resultados que tuvo fue el reclamo vecinal que denunció la materialización del Paral·lel como una arteria de conexión vertical entre el Puerto y Plaza Espanya, que acogiera el desembarco de cruceristas, visitantes efímeros que consumen la ciudad, pero no la construyen, ni la viven. Desde abajo entonces, se reivindicó al Paral·lel como lugar de estancia, encuentro e identidad.  

Cómo conducir la avenida del Paral·lel de la arteria turística que heredamos del mandato de Convergència a un Paral·lel para ser vivido, pasa por reconocer en sus esquinas las referencias de la ciudad en términos de cultura popular, de patrimonio y de memoria histórica. Asumir que es un lugar que concentra historia, identidad y vitalidad ciudadana. Un verdadero valor activo para la gente de Barcelona.

Y pasa también por reconocer que esta dimensión de ciudad convive con una escala más próxima donde es puente y espacio de encuentro entre barrios, ya que históricamente el Paral·lel ha funcionado como un eje conector entre tejidos vecinales próximos.

Desde esta mirada, vemos el Paral·lel como un escenario de intervenciones coordinadas bajo un marco de desarrollo socioeconómico y cultural con fuerte impronta comunitaria. Por un lado, se consensuarán actuaciones para la dinamización socioeconómica de la avenida y se trabajará para consolidarla como polo cultural de base comunitaria que conecte con los barrios del entorno. La recuperación del Teatre Arnau, de la mano del tejido vecinal, social y cultural, es una de las actuaciones más emblemáticas que hace ya un año y medio que trabajamos. Además, se potenciarán los usos vecinales del espacio público de sus esquinas-plazas y se prevé replantear ciertos cruces peatonales para que faciliten una conectividad más orgánica y de paseo a pie entre barrios.

Nos interesa recuperar la transversalidad del Paral·lel en todos los sentidos y trabajar desde diferentes dimensiones que den respuesta a la complejidad que supone una intervención de este tipo en el contexto actual de presión inmobiliaria, de disputa por el espacio, de exclusiones múltiples. Nuestro objetivo principal es convertir la avenida en un puente entre tres barrios y tres distritos, en una calle principal que centre la vida cultural y económica de sus habitantes, un punto de encuentro comunitario y un paseo para disfrutar. Esto solo será posible con la implicación y participación de vecinos y vecinas, comerciantes y tejido cultural. Hacer ciudad es volver a hacer del Paral·lel un espacio de cruce y mezcla, un bien común catalizador de la vida comunitaria y del derecho a la ciudad.