Análisis

Un Palau de segunda

LUIS MENDIOLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Al aprobar el proyecto del nuevo Palau Blaugrana, limitándolo a un aforo de 10.000 personas, y embarcarse en una decisión trascendental para los próximos 25 años del club, la junta directiva de Bartomeu está a punto de cometer el segundo error de calado en apenas seis meses. Es decir, desde su elección en julio de 2015. ¿El primero? Dar por hecho y publicitar las cifras del acuerdo con Catar ( 60 millones) sin cerrarlo antes. Vamos, como entrar en una timba con un póquer en la mano (Messi, Neymar, Suárez, Iniesta...), pero enseñando las cartas.

Sí, ya sé que algunos considerarán también un error de peso negarle a Luis Enrique el único fichaje (Nolito) que ha pedido a la directiva. No es una mala reflexión. Concedamos, por ahora, que la llegada de Nolito es una cuestión de 'ebidtas' (sí, esa palabreja) y rompe el balance de la caja. Sea como sea, la decisión sobre el Palau se mueve en otra dimensión.

¿Qué persigue el club con el nuevo Palau? No hay discusión. Hay una necesidad perentoria para reemplazar un escenario que se cae de viejo y pasa con un aprobado raspadillo los informes de seguridad.

Un escenario deportivo, entonces. Sí. Pero no solo. También una oportunidad para generar recursos que la directiva del Barça no está valorando como debería.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Construir un pabell\u00f3n\u00a0","text":"con aforo tan limitado deja al Bar\u00e7a fuera de las grandes citas"}}

En el proyecto ganador del equipo HOK y Tac Arquitectes se han tenido en cuenta aspectos de funcionalidad y de integración en el entorno. Pero también se han aplicado mínimos (la cifra de 10.000 espectadores es exigencia de la Euroliga) sin aspirar a la excelencia ni calibrar la oportunidad que se presenta.

Construir un pabellón con un aforo tan limitado deja al Barça fuera de los calendarios de cualquier gran acontecimiento deportivo hoy en día. Sería bajar a Segunda. No hablemos ya del año 2020, para cuando esté la nueva instalación en marcha. La ACB busca pabellones para la Copa por encima de esas cifras, como la Euroliga o la'final four' de balonmano. Y lo mismo en otros deportes, puestos a explorar oportunidades, como el Masters de tenis.

Levantar un pabellón de unos 12.000 o 13.000 espectadores, por ejemplo, con capacidad para ampliarse, en momentos puntuales, a 15.000, cubriría cualquier apuesta, y no exigiría una inversión económica mucho mayor. Se podría competir con escenarios como elO2 Arena de Berlín (17.000 espectadores) o el Colonia Arena (20.000) donde se juega la 'final four' de balonmano.

¡Ah! ¿Qué está el Sant Jordi? El pabellón de Montjuïc es bueno para algunos eventos: conciertos, un trial indoor... Pero las condiciones para el público distan de ser las idóneas. Y, cerremos el debate: ¿de verdad Barcelona no se puede permitir un segundo escenario de estas características?

Hablemos de referencias. El Buesa Arena, en Vitoria, tiene un aforo de 15.504 personas. Y sí, el Madrid juega en una gran cancha: el Barclaycard de 15.550 localidades. Las estimaciones son que el Madridy Baskonia recaudan medio millón más de euros que el Barça en las citas relevantes del curso. Puestos a comparar, el último pabellón levantado en España, en el 2015, el Gran Canaria Arena, tiene 11.500 asientos.

La Euroliga lanzará la próxima temporada una Liga a doble vuelta con los 16 mejores equipos del continente tras firmar con la multinacional IMG por 10 años y 900 millones de euros. No parece una mala base. Las cifras de asistencia europeas y las que maneja la ACB crecen año a año. Incluso la NBA está a la expectativa de un eventual desembarco.

¿Tan complicado es aplicar un poco de sentido común y hacer una apuesta ambiciosa?