La rueda

Paisaje después de la guerra fría

OLGA MERINO

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En las últimas dos décadas, Moscú se ha convertido de una mole de hormigón soviético en una deslumbrante metrópoli plagada de rascacielos y lujosos escaparates que ofenden por su desmesura. El exalcaldeYuri Luzhkov,destituido el martes por decreto, pilotó con su gorra proletaria esa transformación urbana que barajó petrodólares a espuertas. Durante el proceso, su segunda esposa,Yelena Batúrina, se ha erigido -no deja de ser curioso- en la mujer más rica de Rusia gracias al negocio de la construcción. Blanco y en botella (presuntamente, claro). Con lo que se cuece en Rusia, resulta un eufemismo casi entrañable que el actual jefe del Estado,Dimitri Medvédev, califique la democracia que preside de «joven e imperfecta».

Los pasillos del Kremlin son opacos y resbaladizos, por lo que conviene abordar los análisis con pinzas. La teoría más plausible en torno al cese del alcalde apunta a queMedvédevprecisaba una demostración de fuerza cara a las presidenciales del 2012, aunque resulta difícil creer que haya podido urdir una maniobra de tal calibre sin la aquiescencia deVladimir Putin, primer ministro y verdadero árbitro en el reparto del juego político. Sea como fuere, la moraleja aparece diáfana: la burocracia devora en Rusia a sus propias criaturas. Las viejas élites que medraron con el comunismo siguieron haciéndolo durante la transición y se resisten a soltar el mango de la sartén, en un país inmenso cuya economía se ha estancado en los últimos años en la exportación de hidrocarburos.

La corrupción y el totalitarismo continúan haciendo de Rusia el escenario idóneo para elthrillerpolítico. Aunque se temió que el fin de la guerra fría desecaría el filón narrativo deJohn Le Carré, el veterano novelista británico sigue explotándolo: la semana próxima publicaUn traidor como los nuestros (Plaza & Janés / Edicions 62), donde disecciona las conexiones entre el poder y las estructuras criminales. Como decía su célebre espía de ficción George Smiley en una de las últimas entregas: «Ya hemos vencido al comunismo; ahora nos toca lidiar con el capitalismo». Pues eso.