Al contrataque

Otro planeta

ANA PASTOR

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Imagina que eres un ciudadano y estás sentado frente al presidente de tu país. Imagina que tienes delante una audiencia de millones de personas y te dan un micrófono para que le formules una pregunta. Imagina que nadie te ha dicho lo que puedes preguntar o lo que no debes decir. Imagina que agarras el micro y, tal y como tenías previsto, lanzas tu cuestión. Imagina ahora que ese político que dirige tu país te responde. Y que minutos antes se ha sentado durante media hora con el periodista más duro y más respetado del país para recibir sin piedad decenas de preguntas muy incómodas.

Imagina que detrás de él, en el mismo programa, aparece el líder de la oposición. Se sienta con el mismo periodista que le somete a un interrogatorio similar en el que tiene que escuchar varias veces: «¡Deje de responder preguntas que no le he formulado y respóndame a lo que le pregunto de una vez!». Imagina que el líder de la oposición, después de todo eso, tiene que responder también a un grupo de ciudadanos. Todo en el mismo programa. Imagina que el primer ciudadano de este turno coge el micro y le espeta: «¿Por qué es usted tan triste?» Imagina que el líder de la oposición encaja y responde. Tras varias preguntas sobre el paro, la inmigración o la sanidad, otro lanza la siguiente frase: «¿Es consciente de que su hermano hubiera sido mejor líder que usted?».

Después alguien pregunta por el déficit y los recortes. Y el líder de la oposición se marca un «el partido que gobierna...», pero inmediatamente la periodista que dirige esta parte del programa, que ya ha formulado varias 'repreguntas' cuando el político no ha respondido a los ciudadanos, le corta y le dice que no se toleran las menciones a otros partidos, que aquí se viene a rendir cuentas de lo propio y a explicar sus propuestas. Imagina que aquí la periodista no tolera el y tú más por respeto a la gente que está viendo el programa.

El café de Zapatero

Dos horas de televisión impecables que se cierran con un debate posterior en el que otros políticos de otros partidos comentan la jugada en tono muy crítico. Ocurría hace unos días en el Reino Unido. El primer ministro, David Cameron, y el líder de la oposición, Ed Miliband, daban así comienzo a la campaña electoral para las generales en la que además les vamos a ver debatir entre ellos y con otros. Lo confieso. Muero de envidia. Dan ganas de llorar viendo este ejercicio democrático y de rendición de cuentas. Parece otro planeta.

Hubo un tiempo en que un grupo de ciudadanos pudieron preguntar cara a cara en la televisión pública, en TVE, al presidente del Gobierno y al líder de la oposición. Uno incluso le soltó a Zapatero, el mismo que permitió aquel experimento, aquello de «¿cuánto cuesta un café?». Hubo un tiempo. Parece que ha pasado un siglo de aquel maravilloso programa. Podemos seguir imaginando. O no.