El epílogo

Otro error general

ALBERT SÁEZ

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La situación económica se ha estabilizado a la baja. El paro se desliza en el palo bajo de la U. El consumo, y por lo tanto el crecimiento, se mueve décimas arriba o abajo del 0. Las perspectivas para el 2011 no son buenas, sino todo lo contrario. Y la locomotora alemana tira a un ritmo renqueante del todo insuficiente para arrastrar el carro de la zona euro. Este diagnóstico, poco más o menos, lo explican cada día a quienes les quieren escuchar los sindicalistas, los empresarios, los comerciantes y los trabajadores. Pondrán el acento en uno u otro asunto, pero en el fondo no discutirían ni un minuto. Y en el mismo diagnóstico pueden coincidir los políticos de partidos que hoy son Gobierno y mañana oposición o al revés.

Dejando de lado otras tragedias mayores que pudieran acuciarnos (como una efectiva intervención de la UE), podríamos decir que todos sabemos del mal que hemos de morir y el remedio que hemos de encontrar. Solo reduciremos el paro si conseguimos volver a la senda del crecimiento que revitalice el consumo. Y ese camino no lo podemos empezar a recorrer hasta que los que tienen dinero recuperen la confianza y nos lo presten. Es duro, pero es así. En los mercados financieros y en la vida de cada día. A España le pasa como a los jóvenes mileuristas que no les dan la hipoteca porque no tienen trabajo fijo o no los avalan.

Pactar como sea

Los sindicatos se plantean ahora otro paro general para enero. Puede tener explicación, pero difícilmente servirá para alguna cosa. Y no es culpa de los sindicatos, en este caso. Las protestas de los trabajadores se sustentan en la imposibilidad de pactar las reformas necesarias para recuperar nuestro crédito internacional. Si el Gobierno flaquea en el programa de reformas, si la oposición busca el regate corto de la demoscopia y no apoya las reformas que haría si fuera Gobierno, si la patronal se pasa seis meses para elegir un interlocutor válido para el diálogo social, nadie les puede pedir a los sindicatos que tengan las conductas responsables que no tienen los demás. Por lo tanto, este paro no será un error sindical, sino general.