El PDECat se la juega

Es imprescindible que Mas asuma las consecuencias, por doloroso que sea cara a sus aspiraciones, y abandone la presidencia del partido

El expresidente de la Generalitat Artur Mas, el pasado 27 de febrero en Madrid.

El expresidente de la Generalitat Artur Mas, el pasado 27 de febrero en Madrid. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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Quien se la juega con el 'caso Palau' y el 3% es el PDECat. Se juega exactamente la credibilidad como partido libre de corrupción. Hicieron bien los militantes cuando se rebelaron contra los designios de control por parte de Artur Mas y su equipo de transición. Pero ahora se encuentran con que el problema les cae encima porque el corte con el pasado no fue limpio. Mas es su presidente y se prepara, o se preparaba hasta ahora, para imponer su candidatura a un partido que no sabe cómo quitarse de encima la losa convergente... que precisamente se encarna en el artífice de la transformación, el mismo Artur Mas.

Sin Palau ni 3%, y sobre todo sin la confesión de Pujol, CDC habría simplemente virado hacia el independentismo y habría cambiado los objetivos y los estatutos. Pero era imposible predicar un nuevo país, limpio de malas prácticas y mantener unas siglas tan salpicadas. Xavier Trias, y ello le honora, admitió la culpabilidad de CDC y pidió perdón. ¿Página pasada? No. Aún no. Para pasarla, no basta con la acertada declaración de Marta Pascal "la corrupción me da asco". Hay que expiar. Expiar antes y más allá de las sentencias. Expiar ya.

Artur Mas, y con él Germà Gordó y los supervivientes de la etapa Mas de CDC, estén implicados o no, deben asumir la carga moral del Palau y el 3% para dejar andar al nuevo partido. Hasta ayer, Mas sumaba y Mas restaba, pongamos que a partes iguales. Ahora resta muchísimo más de lo que suma. Es imprescindible que Mas asuma las consecuencias, por doloroso que sea de cara a sus aspiraciones, y abandone la presidencia del partido. La credibilidad se gana, en este caso se recupera, con ejemplaridad.

Las negaciones de Daniel Osàcar se pueden justificar en la legítima defensa, pero una cosa es la defensa jurídica y otra muy distinta, y del todo contraproducente a estas alturas, es negarse a asumir la responsabilidad política y moral, que está en manos de una sola persona. Parafraseando a Pujol, a alguien que no es Pujol le toca llevarse la mierda posterior para salvar la obra, en este caso el PDECat. O eso o hacer oídos sordos como Mariano Rajoy, pero sin tener el poder como Rajoy ni posibilidades de recuperarlo.

O CORTA O ARRASTRA Y SE ARRASTRA

El PDECat, incluso con malas perspectivas, tenía asegurada hasta la confesión de Fèlix Millet y Jordi Montull la plaza de representante del centro derecha catalanista. Tal vez pasando por la oposición si así lo determinan las urnas, pero es en la oposición donde los partidos con más vocación y perspectivas de gobierno pueden lograr sus objetivos, y si no que se lo pregunten a Mas, que creció políticamente como oposición al tripartito. Pero ahora, el PDECat, si no corre a deshacerse de la losa heredada de CDC en la figura de su presidente, corre el riesgo de perder esta posición de salida. O corta, y así se consolida, o arrastra y se arrastra.

El paso siguiente del PDECat, si da el primero, y solo si lo da, consiste en designar a un nuevo líder y darle tiempo. Pero si no da el primer paso, si no se quita la losa de encima, o la losa no sale de encima por su cuenta, lo tendrá mal, muy mal.