Religión y Código Penal

Tu ofensa ofende mis sentimientos

Cuando los ofendiditos saltan, siempre puede salir un juez que decida interpretar la norma con gafas de Torquemada

JUAN SOTO IVARS

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La Hermandad de la Amargura de Jaén hizo honor a su nombre y denunció a Daniel Serranodenunció a Daniel Serrano, un chaval de 24 años que había puesto su cara con Photoshop sobre la del Cristo titular de esta congregación. Lo sorprendente del caso no es la denuncia, sino la condena. 480 euros de multa y algo más grave: una pena de 180 días de cárcel que llegó a flotar sobre la cabeza cristificada del chaval.

Poco importa que la intención de Serrano no fuera ofender, como él mismo ha explicado a los medios. En un sistema judicial que carga la prueba de culpabilidad en el sentimiento de ofensa, las intenciones son secundarias. Cuando los ofendiditos saltan, siempre puede salir un juez que decida interpretar el Código Penal con gafas de Torquemada.

Hablemos entonces de sentimientos ofendidos. La libertad de expresión es sagrada para mí, así que la condena me ofende. ¿Puedo denunciar al juez? ¿A la Hermandad? No. Puedo escribir esto. Decidí que yo también pondría mi cara sobre ese Cristo y otros pensaron lo mismo. La red se llenó de fotomontajes solidarios. Mi intención no fue ofender a la Hermandad, sino desahogar mi legítima ofensa. Algunos van a la policía y otros usamos el Photoshop.

Por el momento no he recibido ningún requerimiento legal, pero la verdad es que estaría encantado de ir a juicio por una cosa semejante. En serio, me encantaría. Mi credo es 'Regreso al futuro' y mi profeta es 'Doc' Emmett Brown, así que volver al 1955 será la constatación de que mi religión es la única verdadera.

En fin. Vamos camino de una época anterior. Pensaba que aquel juicio contra Javier Krahe por cocinar un Cristo fue una aberración, un coletazo del antiguo régimen, pero el siglo XXI se nos está presentando como el hermano tecnológico del XVI.

Una multa barata

Mientras se multiplican las denuncias por distintos sentimientos ofendidos al menos me queda un consuelo. Dado que vivimos en una sociedad de mercado, esa multa de 480 euros marca un valor muy barato para unos sentimientos supuestamente tan elevados. Si ese es el precio por molestar a tus creencias, déjame decirte que valen muy poco. Así que hagamos bote. La próxima ronda la pago yo