DOS MIRADAS

El odio que ríe

Una chirigota burda y machista recibe aplausos y carcajadas del público

Manifestación contra el machismo en Madrid

Manifestación contra el machismo en Madrid / AP / ANDRÉS KUDACKI

JOSEP MARIA FONALLERAS

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En uno de estos espectáculos tan divertidos que se montan en Cádiz por Carnaval y que se llaman chirigotas, se cuenta la historia de una mujer que debe ser ajusticiada (en virtud del decorado sádico del montaje, una familia de verdugos con hachas y guillotinas) porque mató a su marido por una infidelidad. Los verdugos dicen que la chica se merecería un indulto, de tan guapa como es, y añaden que cortarle el cuello es un despropósito («un desperdicio») porque así se perdería esa preciosidad. 

¿La solución? «Le corto el cuello despacito». La letra se adecua al ritmo de la famosa canción y resulta que la decapita «poquito a poquito». Pero, como resulta que la chica «pone palote» al verdugo, al final no la mata con el hacha sino con «el garrote». Y, a fin de demostrar sin posibilidad de duda qué cosa es «el garrote», los miembros de la chirigota se tocan ostensiblemente el miembro masculino.

Hacía tiempo que no veía algo tan burdo y tan poco delicado, que es una manera elegante de calificar esta monstruosa broma machista. El público de la sala, mientras tanto, reía a carcajadas. No les habléis de feminicidios ni de violencia machistafeminicidiosviolencia machista ni de respeto por el cuerpo de la mujer ni de bagatelas que se hunden ante el humor (?) desternillante de un chiste grosero. 

Por cierto, esta misma chirigota es la que ajustició a Puigdemont, Puigdemont en medio del aplauso general, con aires de linchamiento. Parece que el odio hace mucha gracia.