Análisis

Sí a un nuevo referéndum

Hay una enorme tarea para convencer a muchos catalanes de la conveniencia de una república

IRENE BOADA

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El camino hacia la independencia de Catalunya es una lucha de los corazones y de las mentes a tres niveles: en Catalunya, en España y en la Unión Europea. La estrategia actual de declarar, simplemente, una república no puede lograr su objetivo. Las tres circunscripciones mencionadas tienen un veto sobre lo que ocurre a continuación y también hay que tener en cuenta el 40-50% de población en Catalunya que, actualmente, no está a favor de la plena independencia. Un país vecino, Irlanda, que pasó por un proceso de independencia, puede ofrecer unas cuantas lecciones.

En primer lugar, es conveniente ir a paso a paso. El camino hacia la independencia requiere un referéndum reconocido internacionalmente. La legitimidad es el todo y, en las circunstancias actuales, el caso de un referéndum debe ser acordado con el Gobierno español y debería tener lugar durante el 2018. Este enfoque atraería más votantes, en vez de una simple llamada a una república que actualmente todavía no tiene suficiente sustancia. Si no fuera aceptado, la Unión Europea encontraría una postura muy difícil de entender, sobre todo en momentos cercanos a la celebración del referéndum escocés.

Hay una enorme tarea para convencer a muchos catalanes de la conveniencia de una república. Si nos guiamos por el conflicto de Irlanda del Norte, las medidas represivas que adopte Madrid continuarán engrosando las filas de los independentistas. Pero no será suficiente. Es importante que la mayoría de la gente sienta que Catalunya es también un hogar para ellos. Esto significa dar un reconocimiento simbólico y material a la lengua, la cultura y las tradiciones españolas. Necesitarán sentirse cómodos en la nueva Catalunya. Obsérvese, por ejemplo, que los manifestantes españoles en Catalunya llevan banderas españolas pero también catalanas que son útiles para presentar una llamada más amplia.

Si el PP no gana las próximas elecciones generales, entonces habrá mucho trabajo por hacer en cuanto a explicar a la gente y a los políticos de otras partes de España de lo que, verdaderamente, es el PP negándose a llevar a cabo negociaciones significativas durante los últimos años, hecho que ha provocado la crisis actual. Su uso de la Guardia Civil y la brutalidad policial confirma que el PP es el arquitecto principal de la crisis. El PSOE parece ser el gran perdedor si se permite que la narrativa actual del PP, aunque falsa, presentándose como salvadores de España se salga con la suya. Recordemos que en 1975, y años siguientes, tanto el PSC como el PSUC llevaban en sus programas el derecho a la autodeterminación.

Narcisismo

Finalmente, es importante evitar una actitud narcisista del independentismo en la que se piense solo en el dolor de una parte de la población. También está el dolor que siente la gente española. Como en un caso de divorcio, hay que tener en cuenta los sentimientos de los dos lados. Se deberían, pues, redoblar esfuerzos para explicar a los españoles que se les respetará y entenderá. Todos, independentistas o no, debemos ser amigos juntos, en la península Ibérica y en Europa. 

Este artículo también está firmado por Liam Kennedy,  catedrático de Historia en la Universidad de Queen’s, Belfast.