EN CLAVE EUROPEA

Nueva brecha entre Trump y Europa

El presidente ruso , Vladimir Putin y el consejero de Seguridad Nacional norteamericano, John Bolton, durante la reunión que mantuvieron el pasado octubre en Moscú.

El presidente ruso , Vladimir Putin y el consejero de Seguridad Nacional norteamericano, John Bolton, durante la reunión que mantuvieron el pasado octubre en Moscú. / periodico

Eliseo Oliveras

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El anunciado plan del presidente norteamericano, Donald Trump, de abandonar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, en inglés) de 1987, piedra angular de la seguridad y del desarme nuclear europeo, ha abierto una nueva brecha entre Estados Unidos y Europa. La mayoría de los aliados europeos, como el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, han advertido a Washington que rescindir el tratado socavará gravemente la seguridad europea.

El anuncio hace presagiar que Washington renunciará a renovar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas III (START-III), que expira el 5 de febrero del 2021, pese a la propuesta de Moscú de prorrogar su vigencia. La expiración del START-III dejaría a las dos mayores potencias nucleares sin ningún acuerdo vinculante para limitar su arsenal por primera vez desde 1972. Existe el grave riesgo de que Trump lleve al colapso el régimen de control de armas estratégicas y abra una nueva carrera armamentística nuclear, como advierten el conservador sueco Carl Bildt y el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov.

La cancelación del tratado de misiles intermedios eliminará las prohibiciones vigentes sobre este tipo de armamento que deben respetar Washington y Moscú. Esto permitiría a Rusia fabricar y desplegar sin restricciones misiles de alcance medio (500-3.500 kilómetros) cuyo blanco potencial sería Europa, no EEUU. La eventual instalación en territorio europeo de misiles norteamericanos de alcance medio, algo que ningún Estado europeo acepta, aumentaría los riesgos europeos, ya que convertiría a esos países en un objetivo militar ruso.

Advertencias

En la reunión a puerta cerrada de la OTAN del pasado 25 de octubre, donde EEUU explicó sus planes, Bélgica, Holanda y otros países avisaron a Washington de que si intentaban instalar de nuevo misiles nucleares en territorio europeo se producirían masivas protestas ciudadanas como ya ocurrió en los 80, cuando las protestas contra el despliegue de los misiles Pershing y Cruise provocaron la caída del Gobierno alemán y el despegue político de los Verdes.

El Tratado INF de misiles intermedios fue firmado por el presidente norteamericano Ronald Reagan y el líder soviético Gorbachov en 1987 e implicó la destrucción de todos los misiles balísticos y de crucero de lanzamiento terrestre con un alcance de entre 500 y 3.500 kilómetros que poseían EEUU (846) y la URSS (1.846), así como sus sistemas de lanzamiento, bajo un estricto sistema de verificación e inspección. Este es el único tratado de desarme de la época de la Guerra Fría que sigue en vigor, después de que EEUU abandonara en el 2002 el Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) de 1972.

Washington acusa a Moscú de violar el tratado INF desde el 2014 por las pruebas y el despliegue del misil de crucero Novator 9M729 (denominado SSC-8 por la OTAN), mientras que Rusia asegura que su alcance es sustancialmente inferior a 500 kilómetros. Moscú, por su parte, acusa a EEUU de violar el tratado por el despliegue de las baterías del escudo antimisiles en Polonia y Rumanía, que pueden lanzar también misiles de crucero Tomahawk con un alcance entre 1.250 y 2.500 kilómetros.

Objetivo real

Más allá del pequeño número de los controvertidos misiles rusos que el Pentágono estima que Moscú ha desplegado, el objetivo real del abandono norteamericano del tratado INF es tener las manos libres para desarrollar misiles de alcance medio para contrarrestar las amenazas que considera que plantea China en Asia. El actual consejero de Seguridad Nacional norteamericano, John Bolton, principal instigador del abandono del tratado, ya abogó en una tribuna en el The Wall Street Journal en el 2011 por prescindir de ese tratadoThe Wall Street Journal si no se conseguía que China se sumase a él bajo el título esclarecedor Un tratado de misiles de la Guerra Fría que nos está haciendo daño.

Bolton, un halcón de la presidencia de George W. Bush que fue recuperado por Trump en abrilhalcón, es contrario por principio a los acuerdos de control de armamentos porque estima que restringen la libre soberanía y capacidad de actuación de EEUU. Bolton también es el principal opositor a prolongar el START-III y el hecho de que el tratado fuera firmado por Barcak Obama parece ofrecer a Trump un aliciente adicional para rechazar extender su vigencia.

La estrategia de Trump para disponer teóricamente de más capacidades militares en Asia frente a China se realiza a costa de un grave deterioro de la seguridad europea, como reconoce John Wolfsthal, exasesor de Obama. No solo deja a Rusia manos libres para desplegar misiles de alcance medio, en lugar de presionar para que respete el tratado, sino que además acrecienta la división en el seno de la OTAN, otro regalo para Moscú.