Órdago soberanista

Nuestro Mayo del 68

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JUANCHO DUMALL

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Una buena parte de la generación joven está viviendo los acontecimientos de estos meses en Catalunya como una epopeya de la que se sienten protagonistas principales. La movilización en torno al referéndum del 1-O es su Mayo del 68. Los chicos de los institutos y de las facultades nunca olvidarán sus peripecias de estos días.

La resistencia ante la actuación de la Guardia Civil y la Policía Nacional en los colegios electorales les ha brindado, además, el punto heroico del que carecían las grandes manifestaciones de la Diada o las huelgas sin coste de las universidades. Ahora, como los universitarios parisinos de hace medio siglo, han enarbolado el prohibido prohibir  y se han enfrentado a un Estado descolocado que ha terminado, como en la Francia de De Gaulle, por perder los papeles en medio de la furia.

Si el independentismo catalán tiene un componente sentimental es sobre todo entre esta generación hiperpolitizada. Azotados por la precariedad, muchos jóvenes se han apuntado a la revuelta porque el independentismo les ha ofrecido un salvavidas. Ningún otro movimiento –el 15-M o la lucha por los refugiados– ha tenido tanto éxito en las aulas como el de la reivindicación de la república catalana. 

Pidamos lo imposible

Los jóvenes han hecho en muchos casos oídos sordos a argumentos racionales contrarios a la secesión, por más que afecten a su futuro. Como la generación de sus padres o sus abuelos, han decidido sumarse a la utopía: seamos realistas, pidamos lo imposible.

Sorprende que esos jóvenes solo oigan desde el lado opuesto el mensaje de que están manipulados por un sistema educativo asfixiante, con lo que su papel en la historia resulta ninguneado. Un insulto a su probada inteligencia política. Nadie en el Gobierno parece preguntarse por qué la idea de separarse de España resulta tan atractiva para unos jóvenes que no vivieron el franquismo y disponen de un alto nivel de educación y de consumo y que, sin embargo, pìensan aún que debajo de los adoquines está la playa.