El debate de los recursos

Nuclear, sí gracias

Hay que apostar por la energía atómica, que es limpia, segura y sostenible, hasta alcanzar la de fusión

RUBÉN HERRERO DE CASTRO

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Después del accidente de Fukushima, se activó de nuevo el debate sobre la conveniencia de usar energía nuclear. Parece increíble que a estas alturas se siga suscitando tal debate, que es más político que científico. Nadie está diciendo que deba ser la única fuente de energía o bien que siempre debamos usarla. La producción de la energía que abastece a los países industrializados debe provenir de una combinación eficiente de diversas fuentes de energía. Y la energía nuclear debe usarse mientras no tengamos una fuente de energía alternativa mejor.

HOY EN DÍA ya se está hablando de la energía de fusión como el siguiente paso tecnológico en materia energética. Pero de acuerdo con uno de los mayores expertos en ese campo, Steven Cowley, tal energía podría empezar a implantarse a partir del 2040. Francia dará el primer paso importante en esa dirección cuando a mediados del 2020 haya construido y arrancado el reactor internacional experimental termonuclear.

Hay que entender la energía nuclear como una tecnología puente hasta la implementación de la mencionada energía de fusión u otra que pueda desarrollarse. Hasta ese día, la apuesta debe ser clara e inequívocamente por la nuclear. Una energía limpia, segura y sostenible. Es cierto que la energía nuclear tiene una percepción negativa entre un sector de la opinión pública, no mayoritario pero sí muy ruidoso. Pero esa percepción no se sostiene cuando de forma científica (ideologías aparte) se describe la energía nuclear.

Las centrales nucleares no emiten gases de efecto invernadero y, por ello, contribuyen a reducir las tasas de contaminación. Estas centrales, a diferencia de las energías renovables,  requieren de áreas pequeñas para su implantación y no solo no alteran el medioambiente próximo,  sino que propician la generación de ecosistemas limpios y saludables a su alrededor. Por ejemplo, el agua que se utiliza para enfriar el reactor nunca entra en contacto con materiales radioactivos y no contiene contaminantes que puedan poner en peligro la vida acuática circundante. El mito de la peligrosidad de los residuos no se sostiene ni un segundo. Estos son exhaustivamente controlados y almacenados siguiendo las más estrictas medidas de seguridad. Además, cada vez se reciclan en mayor medida descendiendo de forma notable su volumen. Precisamente es la nuclear, la única industria capaz de controlar al gramo de forma segura sus residuos evitando cualquier impacto negativo contra el medio ambiente. Estamos ante una energía limpia, acumulable y segura, que garantiza un suministro energético a precios razonables, y que contribuye de forma notable a reducir la dependencia energética y a hacer más competitivas las economías que se apoyan en ella. En el caso español, la enorme dependencia energética que tenemos, limita nuestra soberanía y encarece el uso de energía.

No hay que confundir un caso excepcional como Fukushima, que se debería haber construido en una altura más elevada, pero resistió un terremoto combinado con un maremoto sin producirse el apocalipsis nuclear, mientras calculaban las subvenciones que recibirían sus carísimas energías renovables. Y solo cabe referirse al desastre de Chernobil, como ejemplo de lo que nunca debe suceder, esto es, un sistema político tiránico y corrupto, despreocupado de su propia población, que fue el creador de las circunstancias que derivaron en tal situación.

SI PARA EUROPA la energía nuclear es importante, para nuestro país es esencial desarrollar un modelo energético y productivo puente (hasta implantar nuevas fuentes) que descanse en ampliar el número de reactores, de tal forma que reduzcamos nuestra dependencia, abaratemos la energía, garanticemos el suministro y se contribuya a la creación de puestos de trabajo directos e indirectos, cualificados y no cualificados.

Además se impulsaría de forma notable el I+D+i vinculado a la energía nuclear, en lo que se refiere a construcción, mantenimiento, reciclaje y almacenamiento, que implicaría el hecho de que cada los procesos fuesen resultando más baratos y exportables. Este know how podría ser exportado a terceros países, generándose un inmenso volumen de negocio.

Bajo ningún concepto podemos abandonarnos a modelos basados en el carbón, el gas o las renovables, salvo como producción complementaria a la que debería ser nuestra fuente principal, la energía nuclear. Estos otros modelos son más caros, menos predecibles, más agresivos con el medio ambiente y no son sostenibles. Que quien toma las decisiones, caiga de una vez por todas en la cuenta, nuclear sí, por supuesto.