PEQUEÑO OBSERVATORIO

La noche siempre ha sido mi amiga

Todavía me veo instalado en el altillo del café, sin nadie alrededor, y mirando de vez en cuando hacia abajo, donde estaba la barra

CATANZARO

CATANZARO / ESO/Y. Beletsky

Josep Maria Espinàs

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Cuando aún era bastante joven escribí a menudo en algún café. No se trataba de unirme a la bohemia literaria, a una tradición que, en una época, ha sido alimentada por notables escritores. Era famosa por la Penya de l'Ateneu.

Yo era un escritor modesto y más bien partidario de mezclarme anónimamente con la gente. Lo que hice, durante una temporada, fue salir de casa después de cenar, cuando veía que mi mujer y el hijo pequeño no se encontraban ante algún problema. Y siempre me podían avisar. Ahora diríamos que yo era rápidamente "localizable".

Ha pasado mucho tiempo, pero todavía me veo instalado en el altillo del café, sin nadie alrededor, y mirando de vez en cuando hacia abajo, donde estaba la barra, la cafetera y las bebidas y cuatro o cinco clientes habituales. Yo los veía allá abajo, cuando levantaba la cabeza esperando encontrar la palabra o la frase que necesitaba. Quizás no me veían y en cualquier caso yo no les interesaba. Yo era, sencillamente, "el hombre de allá arriba".

Siempre me han gustado las noches, lo escribo en plural porque las he vivido muy diferentes. No quiero ser pretencioso y hablar de las noches nórdicas, por ejemplo. No hay noches iguales, como los días tampoco lo son.

Me sorprende recordar unos versos que no sé de quién son: "Silencio en la noche y todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa". Una noche puede ser esto, sin duda. Pero la Noche, como experiencia que es vivida por cada uno de nosotros, no se rige por un único patrón. Las noches, como los días son, como se dice en algunos documentos, personales e intransferibles.

Yo he vivido noches agradables y noches penosas. Noches que se han hecho incansables y noches que me han pasado volando.

Es curioso que en catalán se diga 'bona nit' y en castellano "buenas noches". ¿Es que en Castilla hay más noches que en Catalunya? Leopardi escribió: "Dulce y clara es la noche, y sin viento". Es bonito, sin duda. Pero a mí me gusta que en la noche haya una ligera, muy ligera brisa. Es como si la noche hubiera querido ayudarme respirando conmigo.