Acogida e integración social de menores migrantes

Niños en riesgo, jóvenes sin hogar

Es inaceptable y un fracaso que Catalunya asuma que la propia Administración deja a personas en la calle

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Laia Ortiz

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Las profundas desigualdades globales castigan territorios expulsando a su gente, incluso a sus niños, que ya en esta etapa de la vida no tienen una perspectiva de futuro. La llegada de menores extranjeros sin referentes familiares hace años que es una realidad también en Barcelona. Somos conscientes de que es un tema muy sensible, porque nos confronta con relatos dolorosos, niños que llegan solos haciendo viajes peligrosos a menudo bajo vehículos o escondidos en barcos. Y sin un referente adulto, este referente pasa a ser la Administración.

En Catalunya hace años que denunciamos la debilidad del sistema de atención a la infancia, y con los cambios en las dinámicas de llegada se han evidenciado las graves carencias del modelo hasta desbordarse y ponerlo al límite. Nos sumamos a las demandas de entidades como el Síndic de Greuges y los colegios profesionales para implementar lo antes posible un plan integral de acción a la vez que repensar el conjunto del modelo de protección y tutela de los niños. Durante el mes de noviembre del 2017, con la Generalitat intervenida, Barcelona lideró la elaboración de un informe consensuado con la DGAIA que recogía varias recomendaciones concretas para abordar el fenómeno, las propuestas quedan sin implementar y persisten los impactos en términos de intervención social, sanitaria o educativa y de seguridad pública.

Integración social de los jóvenes

El Ayuntamiento de Barcelona, lleva semanas colaborando en todo lo que está a su alcance, se ha reforzado el equipo de SDI Menas, servicio que detecta e interviene socialmente con los niños no acompañados en las calles de la ciudad, para atender el 600% de incremento en el número de comparecencias efectuadas en la fiscalía, se han cedido puntualmente las instalaciones del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona para hacer acogidas de urgencia, se han distribuido mantas y comida en comisarías, y se ha financiado una parte de la apertura del centro Dar Chabab, un centro de día pionero para menores en la ciudad y que gestiona el Consorcio de Servicios Sociales.

Queremos también abrir el foco más allá de la acogida de emergencia, y fijarnos en la integración social posterior, una vez estos jóvenes cumplen los 18 años. Nos preocupan especialmente las transiciones a la vida adulta y las herramientas que ponemos a su alcance para garantizar que alcancen la autonomía en el momento que salgan del sistema de protección.

Son situaciones complejas que interpelan a todas las administraciones en términos de regularizaciónformacióninserción laboral o bien cobertura de sus necesidades básicas, y son imprescindibles porque hay que evitar que el propio sistema de acogida los deje en situación de calle. No es justo exigirles lo que no le pedimos a ningún joven, que sean plenamente independientes al llegar a la mayoría de edad. Por tanto, hay que abordar la situación de los extutelados, antes de que se convierta en la próxima emergencia.

Desde el ayuntamiento hemos aportado nuestro granito de arena activando planes de empleo específicos a través de Barcelona Activa, otorgando subvenciones a entidades que gestionan pisos de apoyo o constituyendo, recientemente, la Red de Jóvenes en la Ciudad de Barcelona para dar apoyo y acompañamiento aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Pronto hará un año que abrimos el centro Maria Feixa, financiado íntegramente por el ayuntamiento, y diseñado para jóvenes en situación de sinhogarismo. Se trata del primer centro de estas características en Catalunya. Jóvenes como Ahmed, que con 19 años, tras una trayectoria migratoria que se inició bajo un camión en el puerto de Tánger y de pasar por el sistema de protección de menores, estuvo cuatro meses durmiendo al raso hasta entrar en el Centro Integral de Nou Barris para personas sin hogar. Casos como este evidencian la complejidad y el alcance del fenómeno, que requiere un abordaje amplio, desde sus múltiples vertientes.

Sinhogarismo juvenil

Y queremos levantar la voz antes de que sea demasiado tarde. Es inaceptable y un fracaso como país que Catalunya asuma que la propia Administración es quien deja a las personas en la calle, convirtiéndose en causa del sinhogarismo juvenil.

Es necesario que todas las administraciones referentes trabajemos en equipo en todo el territorio, con las entidades de manera coordinada, y exigiendo al Gobierno del Estado que pase de los anuncios a los hechos, aporte recursos extraordinarios y coordine la acogida entre comunidades, al tiempo que facilite la regularización de estos menores para que puedan ser jóvenes con un proyecto de vida autónomo, estamos a tiempo de cambiar el modelo. Nos jugamos nuestra calidad humana, pero también nuestro futuro como sociedad.