NÓMADAS Y VIAJANTES

Nadie visita los cementerios

RAMÓN LOBO

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En Kabul existe un cementerio llamado «de los ingleses». En él hay lápidas con nombres de soldados británicos muertos en las dos guerras que el Reino Unido libró en Afganistán en el siglo XIX. En aquellas guerras están las claves de la derrota actual de Occidente. Pero nadie lee historia; no la leyóHitlery repitió los errores deNapoleónen Rusia. Nadie visita cementerios.

Nos hemos especializado en empezar guerras que no sabemos terminar. El presidente de EEUURonald Reagantuvo en los años 80 un secretario de Defensa que alumbró la llamada doctrinaWeinberger: para invadir un país hay que contar con el apoyo de la opinión pública, tener los objetivos claros y saber cuál es la puerta de salida. El caso de Siria incumple los tres principios, sobre todo el primero. Un riesgo para Barack Obama.

George Bushenterró la doctrinaWeinbergertras el 11-S y lanzó una guerra en Afganistán sin otro fin que (castigar) expulsar a los talibanes. ¿Y después? Después no había otro plan que situar en el poder a las facciones muyaidines que lucharon contra la URSS, culpables de la destrucción del país cuando se hicieron la guerra entre ellos tras la salida soviética. Se cambiaron unos señores de la guerra efectivos por otros incompetentes.

Nadie dijo nada sobre la situación de la mujer en el Afganistán talibán entre 1996 y 2001, pero nos escandalizamos con la destrucción de los Budas de Bamiyán. Sucedió lo mismo en la guerra del Golfo de 1991: un ave bañada en petróleo movió más conciencias que la desaparición de personas. El ave resultó ser un montaje de la CIA: era una víctima delExxon Valdez, no deSadam Husein. La manipulación siempre funciona.

Nadie preguntó a los afganos cuál era su opinión, qué necesitaban. Se impuso en el 2002 a un presidente títere ataviado de manera exótica (Hamid Karzai)y se pensó que la misión estaba cumplida: Afganistán era una democracia: un hombre, un voto. ¿Y la mujer?

En la primavera del 2003, EEUU invadió Irak para librarle de un tirano que había estado a sueldo de EEUU hasta tres días antes. Los amores son cambiantes, sobre todo si hay botín. Al concentrar los esfuerzos en Mesopotamia, Occidente descuidó Afganistán y permitió la reorganización de los talibanes en el 2007, que recuperaron la iniciativa militar. Después: más guerra, bombardeos, civiles muertos,drones. El final está escrito, como en Vietnam.

Con Irak se perdió Afganistán y en Irak ganó Irán, el gran enemigo que no disparó un tiro. Se limitó a esperar y ver cómo EEUU regalaba el poder a los partidos chiís que dependían ideológica y económicamente de Teherán. Siria es la última casilla en la partida contra Irán.

Lasprimaverasárabes dejaron atrás el romanticismo: son crudos inviernos en los que parece que nadie ha estudiado historia ni visitado cementerios. En Egipto se ha favorecido un golpe de Estado contra los Hermanos Musulmanes. En Siria se intervino hace un año a medias, armando insuficientemente a los rebeldes que luchaban contra el dictadorBashar el Asad. Se les negaron las armas pesadas que necesitaban para derrocar aAsad. Tras la carnicería de Homs, los rebeldes se han sentido abandonados, se han radicalizado. Han nacido nuevos grupos, como el Frente Al Nusra, que rinden pleitesía a Al Qaeda.

Nadie preguntó hace dos años a los sirios: qué necesitan, que podemos hacer por ustedes. Tampoco se lo hemos preguntado ahora. Cuando EEUU ataca defiendesusintereses, no los de la población civil siria. Nadie leyó historia y ahora los cementerios están llenos.

Sin un plan claro

Occidente llega a Siria sin un plan claro dos años tarde. En Bosnia-Herzegovina llegó 44 meses tarde. En aquel conflicto se enviaron tropas de interposición sin mandato ni armas para imponer la paz cuando había guerra y tropas de combate de la OTAN cuando llegó la paz. El mundo al revés. Si, antes de abril de 1992, Occidente hubiera mandando 5.000 soldados a Sarajevo nos habríamos ahorrado 100.000 muertos.

Joris Voorhoeve, ministro holandés de Defensa durante la matanza de Srebrenica en 1995, me dijo 10 años después que en casos de gran escándalo (en Bosnia hubo unos cuantos) la llamada comunidad internacional se reunía y emitía un comunicado, amenazaba. Si eso no calmaba a la prensa, se tomaba unafake decision: una decisión falsa, pomposa en el lenguaje pero sin medios militares ni voluntad de llevarla a cabo. El bombardeo es unfake bombing, solo humo. Srebrenica fue una consecuencia de ese juego cobarde. Siria es la nueva Bosnia en este insoportable teatro de la mediocridad y los intereses espurios.