Las raíces de la globalización

El mundo de ayer y de hoy

El actual sistema internacional no es fruto de la caída del Muro ni del 11-S sino de la segunda guerra mundial

PERE VILANOVA

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Se puede considerar que hemos prestado una atención relativa (dos o tres telediarios) al 70º aniversario del final de la segunda guerra mundial (SGM), que en Europa concluyó el 8 o el 9 de mayo (según la hora de Berlín o de Moscú de la época), aunque en Japón no lo hizo hasta el mes de agosto de 1945. Eso no hace más que confirmar que, en general, nos gustan los aniversarios con cifras redondas, 50, 60 o 70 años. Y sin embargo cada año lo tendríamos que recordar, porque nuestras sociedades parecen creer (ya no digo la gente joven) que aquello sucedió más o menos hace varias glaciaciones. No deberíamos olvidar, pero estamos en ello. Hace unas semanas, una estudiante por lo demás inteligente y con buenas notas, me preguntó si cuando la guerra de Vietnam ya existía… "la fotografía".

El tiempo trabaja contra la memoria, de eso no cabe duda. Y deberíamos explicar mucho mejor que nuestro mundo actual, tan brutal, tan desajustado, tan inhumano, es el resultado natural de la dinámica engendrada por las dos guerras mundiales del siglo XX. Por ejemplo ¿somos conscientes que entre el fin de la primera guerra mundial y el origen de la segunda pasan apenas 20 años? Eso no es ni una generación… ¿Cómo pudo el continente de la Ilustración, de la Filosofía, del Humanismo provocar con una brutalidad que hiela la sangre un total de 70 millones de muertos , sumando ambas guerras. En abril de 1946, esto es, un año después del final de la guerra, recorrían Europa cerca de 12 millones de refugiados y desplazados, de los que solo una parte pudo o quiso volver al lugar de origen. Y a la vez, las grandes instituciones internacionales de la gobernanza mundial actual fueron creadas durante los dos últimos años de la guerra. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (en Bretton Woods en 1944) y Naciones Unidas (en San Francisco en 1945), son en teoría instrumentos para lidiar con los problemas del mundo contemporáneo, no un museo en el que "visitar el pasado".

¿Funcionan bien, mucho, poco, mal? Que cada cual saque sus propias conclusiones, pero hay que subrayar que para mejor entender este mundo actual, es esencial intentar entender el mundo de entonces, la coyuntura en la que se tomaron esas decisiones. Los fundadores no veían el futuro, no tenían bola de cristal, pero tenían la vista puesta en dos referencias: la propia SGM, sus costes, sus consecuencias a escala global, y la certeza de que el mundo de la posguerra no sería de ninguna manera comparable al anterior. La jerarquía de poder entre estados, la potencia económica de unos y otros, el fin de ciclo de fenómenos como la descolonización, todo ello y mucho más dibujaban un panorama ante el que los vencedores de la SGM querían blindar sus respectivos intereses. La guerra fría tardó aún dos años en empezar, pero todas las contradicciones estaban servidas. Naciones Unidas, incluso hoy, es un paradigma de todo esto. Sus fundadores tenían un ojo puesto en todo lo antedicho, y en otro elemento más: no repetir de los errores del pasado inmediato. Es decir, no copiar del desastre de la Sociedad de Naciones, que en sus 20 años de vida, entre las dos guerras mundiales, no pudo ni evitar ni resolver los conflictos que llevaron a la segunda guerra mundial. Por ejemplo, el Senado de Estados Unidos se negó a ratificar dicho tratado, y la lección es que EEUU sería siempre reacio a asumir obligaciones internacionales permanentes sin cortafuegos para defender su "interés nacional" (según formulación del presidente Truman). Posición que aceptan de inmediato los demás miembros que gozarán del llamado derecho de veto y el estatus de miembro del Consejo de Seguridad.

Miren la lista de estados con derecho a tener armas nucleares habiendo firmado el tratado de no proliferación, y luego los que han ratificado el Tratado de Roma sobre el Tribunal Penal Internacional. ONU, y en concreto su Consejo de Seguridad, es un traje a la medida de algunos. El actual sistema internacional, la globalización, la mundialización de la economía, todo esto no empezó ni con la caída del Muro de Berlín ni con el 11-S de 2001. Es un sistema cuyos fundamentos fueron negociados y calculados durante la segunda mitad de la SGM por parte de los futuros vencedores. La guerra fría, más que un paréntesis en esta lógica, fue una encorsetamiento temporal (aunque duró cuatro décadas) del mundo globalizado en base a un equilibrio de poderes entre EEUU y la Unión Soviética, que acabó en 1989. Pero sigue reapareciendo, no en base a un antagonismo ideológico globalizado (capitalismo contra comunismo), sino en base a una lógica mucho más antigua: competición por el poder y la influencia en sus múltiples formas. Y la globalidad de dicha competición empezó… en 1941, cuando EEUU y la URSS entraron en la SGM.

Catedrático de Ciencia Política (UB)