Opinión | Análisis

Mónica Marchante

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Las dos Españas

Los futbolistas del Barça parecen acusar especialmente la larga temporada sin partidos de verdadera competición

Diego Costa celebra el gol que ha metido a Irán (0-1)

Diego Costa celebra el gol que ha metido a Irán (0-1) / REUTERS / TORU HANAI

Hasta los que ganan un Mundial de fútbol tienen siempre un mal partido. En Sudáfrica fue el primero, contra Suiza, aunque en realidad España aquel día no hizo ni mucho menos un partido malo, como el del miércoles frente a Irán, sino simplemente sufrió una derrota en una jugada desgraciada del partido.

Esta vez es lo contrario, el partido de la selección española fue muy malo, salvo 10 minutos al empezar el segundo tiempo. El gol de España fue de carambola. Irán pudo hasta llevarse el partido, pero se consiguió el objetivo de ganar.

En este país de extremos que vio a España favoritísima tras el empate con Portugal y que aventura ahora pronta eliminación tras el segundo partido; en la que se discute a Diego Costa pese a llevar 3 goles en dos partidos, o en la que tiene a Sergio Ramos o Isco como los grandes baluartes del equipo pero señala a Iniesta, Busquets o Piqué como los grandes responsables de la mala imagen en Kazan, en esta España que sigue siendo de su club antes que de la selección nacional… en este país bipolar, nadie parece recordar algunos detalles que condicionan el rendimiento del equipo que jugó ante Irán.

Es de esperar que ante Marruecos juegue un equipo con caras nuevas que ilusione y borre las malas sensaciones

Viendo a los jugadores del Barça en el campo y la pobre imagen que dejaron el miércoles, pensé en el último partido de competición verdadera que habían jugado esos futbolistas. Fue el 29 de abril en A Coruña contra el Depor, cuando el Barça cantó el alirón a falta de tres jornadas para el final de liga. Después de aquello se jugó el clásico, el 6 de mayo, que por su rivalidad, aunque ya siendo campeones, podría contabilizarse como último partido serio. Desde el 6 de mayo hasta el 15 de junio. Salen casi seis semanas sin competir realmente, con celebraciones, vacaciones y hasta negociaciones personales muy importantes por medio, como en el caso de Iniesta.

Otro caso es el de los futbolistas del Real Madrid, que se mantuvieron al máximo nivel hasta la final de la Champions el 26 de mayo, tuvieron una semana de vacaciones y retomaron la actividad en la selección. O los del Atleti, que jugaron la final de la Europa League el 16 de mayo y mantuvieron hasta la última jornada de liga la pelea por la segunda plaza.

Muchos entrenadores, Guardiola es uno de ellos, desconfían en situaciones de larga inactividad competitiva antes de afrontar un reto.

Con esos datos en la mano y el análisis que Hierro haya realizado del partido, y mirando a un banquillo donde tiene jugadores como Aspas, quien en los minutos que tuvo frente a Portugal demostró merecer muchos más, o como Koke, cuya presencia cerca de Busquets parece aconsejable para ayudar en la medular, es de esperar un equipo con caras nuevas ante Marruecos, que ilusione y borre las malas sensaciones del partido frente a Irán. Y que mire a su portero sin miedo, no como hasta ahora. Que una cosa es cerrar filas y otra defender lo indefendible.