Necesitamos mujeres líderes

Lluís Llach, en la primera reunión del grupo de Junts pel Sí en el Parlament, este jueves.

Lluís Llach, en la primera reunión del grupo de Junts pel Sí en el Parlament, este jueves. / periodico

MARTA ROQUETA

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El nuevo Parlament de Catalunya tiene tres diputadas menos que el anterior. De 55 el 2012 se ha pasado a 52. En porcentajes, en esta legislatura habrá un 38,5% de mujeres, dos puntos menos que en la pasada.

En un sistema de listas cerradas como el español, las listas cremallera se han planteado como una medida bastante efectiva pata garantizar una presencia equilibrada entre mujeres y hombres. La mayoría de los partidos no las han presentado, pero los que lo han hecho no han sacado unos resultados mucho mejores. Lo que han tenido en común las siete formaciones con más posibilidades de entrar al Parlament han sido las pocas cabezas de lista que han presentado. Si se suman todas las candidaturas, sólo ha habido cuatro de 28.

El caso más significativo de la relación entre liderazgos y representación es la CUP. Es la formación con menos mujeres al Parlament, un 30%, a pesar de haber confeccionado listas cremallera. La representación que ha obtenido en Lleida, Tarragona y Girona no ha ido más allá de su cabeza de lista, que en todos los casos ha sido un hombre. Igual que a Barcelona. Lo mismo le ha sucedido a Catalunya Sí que es Pot. También presentaba candidaturas paritarias, pero ha obtenido los mismos resultados en representación femenina que el Partido Popular, un 36,4%. La paridad de CSQEP se ha visto reflejada en Barcelona, donde cuatro mujeres y cinco hombres representan la formación. En Girona y Tarragona sólo han podido entrar los cabeza de lista, ambos hombres. Sara Vilà, número uno en Lleida, no ha obtenido representación. Quien sí que la ha obtenido es Marisa Xandri, cabeza de lista del PPC y única mujer al frente de una candidatura para esta formación.

El Partit dels Socialistes es el partido con más representación femenina, un 43,8%. La lista cremallera se ha traducido en seis diputados y seis diputadas en Barcelona y una candidata y un candidato electos en Tarragona. Todos los cabeza de lista han sido hombres, de modo que los únicos escaños por Girona y Lleida han inclinado la balanza a favor de la representación masculina.

Junts pel Sí es la segunda fuerza en número de diputadas. A pesar de no tener ninguna mujer al frente de una lista, ha obtenido una representación muy amplia en todas las demarcaciones y eso ha favorecido la presencia de diputadas. Cuatro de cada diez escaños estarán ocupados por mujeres, pero con una lista cremallera se hubieran equilibrado los escaños.

Un caso parecido hubiera pasado con Ciudadanos. Tanto los dos diputados de Girona como los dos de Lleida son hombres, así como tres de los cuatro ganados en Tarragona. La formación naranja ha presentado la única candidata a la Presidencia de la Generalitat, pero tendrá un 36% de parlamentarias, la penúltima cifra más baja de la cámara.

Para asegurar más liderazgos femeninos, se podría fijar que dos de los cuatro cabezas de lista de un partido fueran mujeres. Esta cremallera horizontal garantizaría una presencia más equilibrada de mujeres y hombres independientemente del tamaño del grupo parlamentario. Aún así, el sistema puede ser difícil de compatibilizar con los procesos de primarias para escoger cabezas de lista. Es por ello por lo que, a pesar de aplicar una cremallera también en los liderazgos, deberíamos saber con exactitud qué motivos hay detrás de la poca cantidad de líderes femeninas.

Además de las dificultades que tienen las mujeres para hacer carrera en política, cuando se habla de liderazgos se apunta a preferencias personales. Se dice que las mujeres priorizan otras facetas de la vida. También se suele destacar el tono agresivo de las campañas electorales, que al parecer no gustaría a las mujeres. Otros esgrimen que cada vez hay más mujeres implicadas en política, pero parece que se decantan más por la gestión que no por el liderazgo.

Incluso si se atribuyera a las mujeres la responsabilidad última de su baja representación, deberíamos tener en cuenta qué incentivos y recompensas tienen a la hora de afrontar los riesgos del ejercicio de la política.

A pesar de tener mujeres en posiciones destacadas en las listas del 27S, la representación de los partidos ha sido altamente masculinizada en los actos de campaña y en los medios de comunicación. No sólo se ha producido una sobrerrepresentación masculina en las formaciones políticas, sino también en los espacios de los medios de comunicación que han analizado la campaña. Los programas especiales del 27S de TV3 y El Punt Avui TV, con cinco analistas cada uno, contaron con una sola mujer por espacio. De trece opinadores en el programa de 8tv, cinco fueron mujeres.

Ante estos hechos, podemos preguntarnos si la diferente valoración que otorgamos a las opiniones de hombres y mujeres condiciona la percepción que las personas tienen de ellas mismas como figura de autoridad. Y, si es así, si esto les va a afectar a la hora de juzgar sus propias aptitudes como líderes. Son preguntas difíciles de contestar. Pero su planteamiento puede ayudar a identificar situaciones, costumbres y actitudes que, aunque sean sutiles, contribuyen a mantener diferencias abismales.