¿A qué estamos jugando con Ester Quintana?

Después de cuatro años de falsedades y humillaciones, Interior anuncia que busca al mosso que mutiló a la mujer con un proyectil antidisturbios

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LUIS MAURI

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Después de cuatro años de falsedades vejatorias y humillantes, después de varias intervenciones quirúrgicas y de un proceso judicial que a la postre se reveló inútil, la Conselleria d’Interior y los Mossos d’Esquadra se dicen ahora dispuestos a dar con el policía que le reventó un ojo a Ester QuintanaEster Quintana y entregarlo a la justicia.

Quintana es la mujer que la tarde del 14 de noviembre del 2012, jornada de huelga general, quedó tuerta a causa del impacto de un proyectil antidisturbios disparado por un mosso. Tanto da si Quintana ejercía aquella tarde su derecho constitucional a manifestarse o paseaba por el centro de Barcelona o regresaba de visitar a un amigo: no había allí en aquella hora ningún desorden violento que justificase que un agente delincuente apretara el gatillo y mutilase de por vida a la mujer.

MÁS MUTILACIONES

Esa no fue la única mutilación que había de sufrir Quintana a causa de aquella acción policial ominosa. Después vendrían las mutilaciones morales, por cortesía de Interior y la dirección de los Mossos, que desacreditaron públicamente a la víctima en lugar de procurarle amparo, que mintieron reiteradamente al Parlament negando la agresión policial, que enredaron, obstaculizaron, condicionaron y perjudicaron la investigación del delito, tal como sentenció el tribunal que juzgó el caso y que absolvió por falta de pruebas a los dos policías acusados.

Ahora, cuatro años después y con el proceso judicial cerrado desde el pasado mayo, Interior anuncia su voluntad de hallar al culpable. Un propósito tan loable como insólito después de todo lo sucedido. ¿Qué ha movido ahora a Interior a ponerse manos a la obra? ¿Qué cambios se han producido que puedan ayudar a explicar este giro inaudito?

LO QUE HA CAMBIADO

Después de la funesta actuación del 'conseller' Felip Puig, falsaria, prepotente y humillante, y de la más empática pero inane de su sucesor, Ramon Espadaler, Interior está desde hace algo más de un año al mando de Jordi Jané. Este es un dato objetivo, aunque quizá insuficiente. Han cambiado más cosas: el Gobierno de Artur Mas se las apañaba cómodamente con la amplia mayoría parlamentaria que le brindaban CiU y ERC. Pero el de Carles Puigdemont necesita además el respaldo de la CUP, precisamente el partido que este mismo mes ha impulsado una moción por la cual el Parlament ha instado al Ejecutivo catalán a seguir buscando al policía que mutiló a Quintana.

Sea como sea, para que el fiscal acceda a abrir una nueva causa judicial (la anterior no se puede reabrir, puesto que Interior apunta como culpable a un agente distinto de los dos que fueron juzgados), los Mossos deben presentar pruebas nuevas y concluyentes, como podrían ser una confesión o uno o varios testimonios acusatorios, o un vídeo inédito hasta la fecha.

Si no hay pruebas nuevas y concluyentes no habrá nueva causa. ¿Las tienen los Mossos? Porque si no fuera así, si todo quedase al fin en una mera gesticulación estéril, quizá la CUP quedara satisfecha y bendijera el presupuesto de la Generalitat, quién sabe. Pero Quintana, ¿a qué estaríamos jugando con Quintana? ¿A mutilarla de nuevo?