Yo qué sé...
Montilla, en funciones; Mas, en capilla
Xavier Sardà
Periodista
Es licenciado en Ciencias de la Información, con una amplia trayectoria en radio y televisión. Su actividad se centra actualmente en tertulias de carácter político.
XAVIER SARDÀ
Ahora resulta que Montilla es el no va más. Ahora todo son elogios por la dignidad y la rapidez con la que busca la salida de emergencia. El diferente nos deja, por fin las aguas vuelven a su cauce y ya vuelven a mandar els nostres. El sobrevenido hace de nuevo la maleta y regresa al cinturón rojo del que, según algunos, nunca debería haber salido.
Diálogo de señoras en un gimnasio:
-Ya ha pasado el susto. El problema no es que fuera de izquierdas, porque Maragall también lo es y mira, bien que lo aceptamos.
-No, si el hombre es serio y cabal, pero no sé cómo decirlo... Y luego que tiene poco salero, tú, le falta sangre.
-Es que como andaluz es desaborío, es muy cerrado.
-Sí, no tiene la chispa andaluza. Ya puestos, pues dices: venga, vale, ¡un poco de gracia!
-Y el catalán lo habla muy mal.
-Sííííí, le cuesta.
-Y ves al Mas y es que no hay color.
-Y desengáñate, que es de aquí, tú, no sé cómo decirlo.
-Ahora, mira, Montilla ha sabido aceptar la derrota.
-Eso sí. Ya se la veía venir. Qué remedio, el pobre.
-Ya me gustaría a mí saber si en Andalucía aceptarían a un catalán como presidente.
-¡Calla, dónde vas a parar! Esto es más Europa.
-¿Hacemos spinning?
Al mismo tiempo, servidor sale de la tertulia de Fuentes en Catalunya Ràdio. Abro la puerta del locutorio y se acerca decidido el señor Felip Puig. Hace solo unas horas que han ganado las elecciones. Me toca el hombro por dos veces, levanta un dedo admonitorio cerca de mi nariz y me dice: «Tú y yo tenemos que hablar. Sí, sí, tenemos que hablar, porque ahora ya se ha terminado la campaña electoral y tenemos que hablar. Porque ahora ya puedo hablar, ¿sabes?».
Lo cierto es que yo he criticado al señor Puig, pero su reacción es errónea. Llevo 30 años en esto y sé cuándo los periodistas nos equivocamos, pero también tengo claro cuándo el político mea fuera de tiesto. Catalunya Ràdio se convierte súbitamente en el pasillo de su casa. Claro, si Puig me trata a mí de esta forma, ¿qué no hará con alguien a quien pueda acojonar? No he llevado a Catalunya Ràdio y a TV-3 ni el cepillo de dientes. No tendré que hacer las maletas.
Después, el martes por la noche, veo a Artur Mas en la entrevista con la directora de TV-3 y le veo bien. Lo bueno de que uno se haya significado políticamente es que se puede permitir el elogio sin ambigüedades ni oportunismos imbéciles.
Mas ha esperado mucho, le han votado muchos y sabe la que se le avecina. Creo que no se anda con tonterías y tiene vocación de ser president de verdad. No le veo yo con ganas de volver al régimen convergente y sí con dotación de estadista. El gesto a veces es más importante que las palabras, y parece dispuesto a no recluirse para plantar cara al vendaval. Si Mas pasa un poco del tupé y del sector integrista del partido, puede empatizar incluso con los que discrepen de su política. La situación es excepcionalmente grave y hay que dejarse de hostias. Yo qué sé...
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