EDITORIAL

La Moncloa elige a sus medios

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Los preparativos de la comparecencia conjunta de Barack Obama y Mariano Rajoy ante los medios de comunicación han dejado, por parte de la delegación española, mucho que desear. Como suele hacer cuando recibe a los presidentes españoles, la Casa Blanca ha querido limitar el número de periodistas que podían acceder a la sala de prensa. Pero los negociadores españoles no han estado a la altura y diferentes medios, incluido EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, han quedado excluidos de la conferencia de prensa (el plato fuerte del viaje oficial), pese a que varios asesores de la Moncloa sí la han presenciado en directo. Primera equivocación.

El segundo error, todavía más grave, ha estribado en la decisión del Gobierno de arrogarse el derecho a decidir qué periodistas podían participar en la rueda de prensa y cuáles no. Para eligir a sus medios invitados, la Moncloa han invocado criterios escasamente transparentes, como la frecuencia con la que cada corresponsal diplomático cubre los viajes del presidente Rajoy, sin tener en cuenta la situación personal de cada informador ni su trayectoria siguiendo los desplazamientos de anteriores jefes del Gobierno.A resultas de ello, han sido vetados en la sala de prensa diarios como EL PERIÓDICO, El Mundo o Expansión, radios como la Cadena Ser o Catalunya Ràdio y televisiones como Telecinco y TV-3.

El tercer error, el primero en orden cronológico, fue no informar con antelación a los medios de comunicación de cuáles de ellos serían invitados a la conferencia de prensa, permitiendo al menos que los periodistas que no fueran bienvenidos decidieran si volaban más de 6.000 kilómetros para ver a Rajoy esta vez junto Obama, pero a través, nuevamente, de una pantalla de plasma.

El de Washington constituye un nuevo y lamentable exponente del escaso aprecio que el presidente y su equipo profesan por la profesión periodística. Esta actitud explica sus escasas y desganadas comparecencias públicas; la reciente ruptura de los pactos sobre quién y qué pregunta cuando el tiempo es limitado; y, también, episodios tan desafortunados como el intento gubernamental de censurar los pasajes sobre la corrupción de la entrevista que Rajoy concedió el pasado septiembre en Nueva York a la cadena de televisión Bloomberg. Que la política de comunicación del Ejecutivo sea tan a menudo noticia no es una buena noticia. La Moncloa no debería olvidar que la transparencia y el pluralismo informativo son elementos consustanciales de los sistemas políticos que presumen de democráticos.

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.