Los sábados, ciencia

NO, la molécula sexi

El óxido nítrico ha pasado de potencialmente tóxico a vigorizante sexual y una defensa ante infecciones

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ADELA MUÑOZ

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Vivimos inmersos en un mar de nitrógeno y oxígeno que en forma de moléculas de N2 y O2 forma más del 98% de la atmósfera terrestre. Pero mientras que el N2 no reacciona con casi nada, el O2 es vital en la respiración y en la combustión, como descubrió Antoine Lavoiser poco antes de que lo guillotinaran en 1794.

El gas formado por estos dos elementos, el óxido nítrico (NO), tenía bastante mala fama como destructor de la capa de ozono, precursor de la lluvia ácida o agente cancerígeno hasta hace poco más de 25 años. Pero a finales de la década de los 80 los científicos que estudiaban el sistema inmunitario, los que se ocupaban de la actividad del cerebro, del funcionamiento del útero durante el parto o del sistema circulatorio, entre otros, comenzaron a encontrar evidencias de su importante papel en todos estos órganos. Por ello el NO fue elegida molécula del año en 1992 por la prestigiosa revista científica Science y comenzó a editarse una revista con su nombre dedicada a la misma.

Contra los infartos

No obstante, el interés medicinal por sustancias relacionadas con el NO no era nuevo: desde finales del siglo XIX se venía empleando la nitroglicerina en pacientes que presentaban síntomas de angina de pecho y los que habían sufrido infartos de miocardio solían llevar una pastilla con la prescripción de ponerla debajo de la lengua en caso de sentir opresión en el pecho. Curiosamente, la nitroglicerina es la sustancia explosiva descubierta por Alfred Nobel, científico que instituyó los premios que llevan su nombre y uno de los primeros en tomarla por prescripción facultativa para tratar su afección cardíaca. Pues bien, lo que la nitroglicerina hacía era liberar el NO, una pequeña molécula que por tener un número impar de electrones es un radical libre que reacciona ávidamente con muchas otras sustancias, por lo que es vital en muchos procesos fisiológicos de infinidad de seres vivos, incluido el hombre.

¿Cómo actúa el NO en caso de ataque al corazón? Liberado en el interior de los vasos sanguíneos, al ser una molécula pequeña migra a través de las paredes de los mismos hasta los músculos cercanos causando su relajación, lo que hace que disminuya su presión sobre los vasos, bajando la tensión arterial.  De esa forma, el corazón tiene que realizar menos esfuerzo para bombear la misma cantidad de sangre.

Agente bacteriano

Pero esa no es su única función. Combinada con otras sustancias como el O2, puede actuar como un potente agente antibacteriano, lo que probablemente tenga relación con el uso tradicional de los nitritos como agentes de conservación de carnes (inhibiendo la proliferación de la bacteria Clostridium botulinum, productora de la toxina botulínica). Una función más compleja, que aún no ha sido completamente desentrañada, es la que desempeña en los procesos de aprendizaje y memoria, que, al parecer, están basados en el reforzamiento de las conexiones entre neuronas emisoras y receptoras, en las que el NO podría tener un papel relevante.

También se ha comprobado su actuación como neurotransmisor singular, dado que no requiere receptores especiales. Un ejemplo de esta actuación es su papel en la actividad sexual. En 1992 se demostró que en los machos de mamíferos el NO transformaba la excitación sexual en potencia sexual causando erecciones mediante un mecanismo en el cual determinados nervios pélvicos producían NO como respuesta al mensaje emitido por el cerebro. Este gas producía una dilatación de los vasos sanguíneos en el cuerpo cavernoso del pene, haciendo que la sangre afluyera a ellos de forma masiva y causando una erección. Si, por cualquier motivo, el mecanismo de síntesis de NO estaba bloqueado, esos vasos sanguíneos no se dilataban y el pene permanecía flácido.

Mejora de la vida sexual

Como habrán podido imaginar, estos descubrimientos fueron la base de la síntesis del sildenafil, patentado en 1996 por la compañía Pfizer y comercializado como Viagra. Su uso como tratamiento de la impotencia sexual masculina es un negocio millonario que ha revolucionado la vida sexual en el mundo entero, porque puso de manifiesto que en una gran parte de los casos la disfunción eréctil no se debía a problemas psicológicos o de relación de pareja, sino a un déficit de NO.

Así pues, cual humilde Cenicienta, el NO ha pasado de ser una molécula potencialmente tóxica a una poderosa reina de la comunicación y la defensa ante las infecciones en los organismos superiores.

Y es que no podemos olvidar que somos química, pura química