Al contrataque

Miénteme, Pablo, miénteme

El márketing es mentira. O mejor dicho, es lo contrario a la autenticidad. Así lo ha hecho saber durante la última semana el líder de Podemos

Pablo Iglesias, acompañado por Ada Colau, en el mítin de Podemos en la Caja Mágica, en Madrid, este domingo

Pablo Iglesias, acompañado por Ada Colau, en el mítin de Podemos en la Caja Mágica, en Madrid, este domingo / periodico

RISTO MEJIDE

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Estudiantes del mundo que estáis cursando alguna asignatura relacionada con márketing, comunicación o publicidad, dejadlo ya, sois unos falsos. Profesionales de cualquier industria que ostentéis cargos relacionados con ventas o departamentos comerciales, deponed las falacias, creo que os han pillado. Marcas, todas sin excepción, empresas grandes y pequeñas que en cualquier momento hayáis tenido que gestionar desde vuestra imagen corporativa hasta un simple logotipo, dejad de engañarnos con vuestras patrañas. Oenegés que organizáis campañas de comunicación para recaudar fondos, se os acabó el chollo. Hasta aquí hemos llegado. El último que apague la luz.

El márketing es mentira. O mejor dicho, el márketing es lo contrario a la autenticidad. Así lo ha hecho saber durante la última semana el líder de Podemos. Y no lo ha dicho una vez, sino varias. Y no lo ha dicho de una sola forma, sino de muchas. Así que no puede tratarse de un desliz. Pero, claro, tampoco puede elevarse a la categoría de eslogan, porque entonces deberíamos dudar de su autenticidad.

Menudos prendas los Kotler y KellerRies y TroutBernbach y ReevesOgilvy y Dru. Toda una vida haciéndonos creer que esto iba de hallar necesidades insatisfechas y beneficios relevantes para el consumidor para establecer conversaciones y relaciones a largo plazo con él, y ahora resulta que no. Que con mentir basta. Haberlo dicho antes, la de dolores de cabeza que nos habríamos ahorrado.

Pero lo más curioso no es eso. Lo más curioso es que cuando uno lo argumenta desde el respeto que siento por Pablo, pero desde la sospecha de que se trata de una campaña que no va de campaña, y por tanto muy poco auténtica, quien responde no es él, sino los suyos. Es la primera vez que me veo inmerso en una polémica con alguien sin ese alguien. Como si Pablo no supiese defenderse por sí mismo y necesitase de acólitos para subsistir.

Tres lecciones

Unos acólitos que, aparte de demostrar públicamente su ignorancia, me han insultado, me han acusado de votar hasta a seis partidos diferentes, o incluso de estar detrás de alguna campaña. Da igual. Lo importante es que esa gente necesita ayuda urgentemente. Y hoy voy a poner mi granito de arena. Y gratis.

Primera lección: una marca es una promesa consistente en el tiempo. Segunda lección: la cumplen -o desmienten- sus productos y servicios. Y por último, tercera lección por hoy: el márketing es como tener hijos, simplemente potencia lo que ya había. Si el producto es malo, lo convertirá en algo aún peor. Si el producto es bueno, lo mejorará.

Como se ha dicho por ahí, si ellos pueden decir que todos los que nos dedicamos al márketing mentimos, imagino que no les molestará que diga que todos los que se dedican a la política roban.

Abro paraguas. Hijo mío, te amo.