El turno

El miedo a la historia de TVE

JORDI MERCADER

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A partir de la queja de un telespectador, RTVE ha llegado a la temeraria conclusión de que la corona catalano-aragonesa nunca existió. Así lo proclamóElena Sánchez,la defensora de la audiencia, y así se lo hizo saber y repetir en pantalla al pobreEsteve Crespo,el director del espacio en el que se perpetró la supuesta manipulación histórica, según dijo el denunciante, que lo atribuyó todo a una conspiración nacionalista, por supuesto. Lo preocupante no es que un espectador presente una queja por lo que él cree una mentira catalana, lo grave es que la televisión pública española dé por buena tal barbaridad y no defienda la construcción plural de España, nacida casualmente del pacto de la Corona de Aragón con la Corona de Castilla.

Los historiadores no tienen ninguna duda de que la Corona de Aragón es la expresión política de la confederación nacida de la unión impulsada porBerenguer IVde Barcelona: la corona catalano-aragonesa. Tiene poco que ver con nacionalistas conspiradores, es sencillamente lo que hay, o mejor, lo que hubo, como puede leerse, por ejemplo, enEspaña, una nueva historia,del granadinoJosé Enrique Ruiz Domènec.

El negacionismo del origen de ciertas cosas no es nuevo y no siempre responde a prejuicios políticos. En algunas ocasiones, simplemente nace de la ignorancia. El viejo proyecto de introducir en las escuelas españolas una historia de los pueblos de España habría aportado alguna luz a tanta oscuridad. No parece que estén los tiempos para reflexionar sobre el pasado; muchos lo consideran una pérdida de tiempo. Y quizá nos arrepintamos de no haberlo hecho. A lo mejor, para intuir el futuro de este vetusto laberinto hispánico levantado a base de errores, olvidos y estereotipos habrá que fijarse un día en esa fórmula de la Corona entendida como garantía de fidelidad de los territorios confederados. Si el problema es que fuera un invento catalán, lo llamamos aragonés y punto.