IDEAS

Enganchado a Bergman

Los escritores suecos Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt.

Los escritores suecos Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt. / periodico

Ramón de España

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No me refiero a Ingmar Bergman, reputado cineasta sueco, sino a Sebastian Bergman (que también es sueco, pero ahí se acaban los parecidos), protagonista de una serie de novelas policiales de mucho mérito escritas a cuatro manos por Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt (creador de la espléndida serie televisiva 'El puente', que en estos momentos emite 8TV y que ha inspirado dos oblicuos 'remakes', uno de ellos a cargo de Hollywood y con el mismo título y una versión anglo-francesa rebautizada como 'El túnel'). En España las publica Planeta y llevamos cinco: 'Secretos imperfectos', 'Crímenes duplicados', 'Muertos prescindibles', 'Silencios inconfesables' y 'Castigos justificados'.

Confieso que he llegado un poco tarde a ellas. Ante la sobredosis de 'thrillers' que inunda nuestras librerías, esos librotes de seiscientas páginas se limitaban a ser hojeados por un servidor y a ser vueltos a dejar en su sitio, siendo sustituidos por algo de menos peso. Cuando las tres primeras aventuras de Sebastian Bergman salieron en edición de bolsillo hace unas semanas -al ventajoso precio, además, de nueve euros con noventa y cinco-, me hice con la primera de ellas y, al cabo de unos días, con las otras dos, y no descarto salir corriendo a por las dos que me faltan, aunque pesen más y cuesten el doble.

Pagado de sí mismo

Estamos ante una serie brillante y tremendamente adictiva gracias a la mezcla de unas tramas ingeniosas y de eficaz carpintería con unos personajes en los que no se descuida el factor humano, aunque sin llegar al estilo Mankell (aparcar la historia para sobreactuar con la humanidad de sus protagonistas). Todos están muy bien, pero uno destaca especialmente: el insufrible Sebastian Bergman, asesor psicológico de la policía y cincuentón pagado de sí mismo, petulante, despectivo y a menudo desagradable. Una joya, vamos. Y un egoísta que utiliza a las mujeres para desahogarse -el sexo es lo único que le calma su habitual angustia- y luego desaparecer de sus vidas. Pero a Bergman se le acaba cogiendo cariño cuando se descubre la mala relación con sus padres y el fallecimiento de su mujer y su hija durante un tsunami en Tailandia: es entonces cuando le vemos como lo que es, un superviviente que atrapa a asesinos para soportarse a sí mismo y a la realidad de un mundo que no le gusta.