La rueda

Un mes sin la presencia de Bigas

CARLES SANS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Para la mayoría, la muerte de Bigas Luna fue una inesperada noticia que cayó como una bomba entre aquellos que le querían y lo admiraban. Tan solo unos pocos sabíamos de su incurable enfermedad detectada ocho meses antes. Como era de esperar, al día siguiente de su fallecimiento se sucedieron en prensa y televisión los elogiosos obituarios de personas que lo admiraron y le quisieron personal y profesionalmente a lo largo de su vida.

Hasta hoy he sido incapaz de escribir nada sobre él:Bigasera mi amigo del alma, el ser más querido al que me unían muchas cosas y ninguna de ellas en el plano profesional. Mi amistad era puramente emocional; de un respeto enorme por su trabajo, pero, ante todo, por su manera de ser, de pensar, de persuadir, por su humanidad y su sentido del humor, y por millones de cualidades más que no voy a enumerar aquí. Simplemente, prefiero evidenciar, ahora que se cumplirá un mes de su fallecimiento, lo mucho que lo echo de menos. Lloré primero su muerte, pero ahora lloro su ausencia, y ese llanto es más sordo, más profundo y perdurable. Dicen que cuando alguien querido se va, la herida tarda mucho en cicatrizar. Sé que en mi caso nunca lo hará.

Hoy me he sentido torpe y vulgar buscando las palabras que describan lo que significó ser amigo suyo, ser el amigo que compartió, junto a muy pocos, la intimidad de sus días corrientes.

Ahora que llevo unas semanas de gira, actuando aquí y allá, en las largas horas de hotel espero la cariñosa llamada deBigasqueriendo saber de mí. Esas largas y aburridas horas daban un vuelco en el instante en el que irrumpía la voz entusiasta que me preguntaba, siempre en italiano, un idioma que él amaba: «Caro amico, come stai?»

Hoy esas horas son más aburridas y más tristes que nunca.

¡Bigas,te echo tanto de menos!