opinión

Mentiras azules, el "procés" y los banqueros

Carles Puigdemont y Carme Forcadell, tras la aprobación de la DUI en el Parlament el 27 de octubre del 2017.

Carles Puigdemont y Carme Forcadell, tras la aprobación de la DUI en el Parlament el 27 de octubre del 2017. / JULIO CARBÓ

Jesús Rivasés

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"No lo sabemos, no, y no lo sabremos nunca". Así comienza la mágica Saga/Fuga de JB de Gonzalo Torrente Ballester. Tampoco sabremos cuánto dinero salió de los bancos catalanes los primeros días de octubre. Nunca lo reconocerán, pero fue mucho. Un indicio, todos los bancos españoles pidieron al BCE, solo el 10 de octubre, 21.300 millones de euros para atender sus necesidades de liquidez, seis veces más de lo habitual. Una simple extrapolación permite atisbar la magnitud de la huida de dinero.

Gonzalo Gortázar y Jaime Guardiola, consejeros delegados de Caixabank y Banco Sabadell han admitido salidas de depósitos, para apostillar que la situación ya está normalizada, mientras las patronales bancarias alumbran ahora un comunicado contra la independencia. Carlos Torres, consejero delegado del BBVA, reconoció entradas de dinero procedente de entidades catalanas los días más críticos, pero descartó intentos de captar esos fondos miedosos. José Antonio Álvarez, consejero delegado del Santander, acepta que hubo más afluencia a las oficinas en ciertos momentos, pero resta importancia al asunto. Es lo que tienen que decir, pero "no, no sabremos nunca", el dinero que huyó por temor a la independencia. Mentiras azules de banqueros.

Oriol Junqueras, que ocultó que la secesión era inviable económicamente, también intentó quitar hierro al cambio de sedes de empresas con el disparatado argumento de que se iban 800 -el día que dijo- pero se quedaban 250.000. Olvidaba o ignoraba que las primeras suman una cifra de negocio equivalente al 30% del PIB catalán, como le detalla Fernando Trias de Bes a Xavier Sala i Martín, el de la 'Economía en colors', en un extenso 'twit longer'. Trías desmonta también otros argumentos económicos a favor de la independencia del economista de las chaquetas multicolores con el cariño y el respeto con el que un amigo habla a otro amigo y con el deseo de mantener la amistad. En definitiva aflora mentiras azules de políticos y expertos.

Las mentiras azules son un término "relativamente nuevo", surgido del estudio del comportamiento moral de los niños, según Jeremy Adam Smith, del Greater Good Science Center de la Universidad de Berkeley. Básicamente son las mentiras que pretenden convencer a grandes grupos de algo o protegerlos, en contraposición a las mentiras blancas -sobre todo de los niños- que persiguen el beneficio de un solo individuo. Alexander G. Theodorids y Arlie R. Hochschild (U. California, Berkeley), Katherine J. Cramer (U. Winconsin-Madison), Maurice Schweitzer (U. Pensnsylvania) son algunos de los que concluyen que las mentiras azules, en el caso de la política, prosperan en atmósferas de ira, resentimiento e hiperpolarización. Para ellos y para otros, Trump es el campeón de las mentiras azules, aunque, claro, será interesante conocer sus conclusiones cuando estudien 'el procés' catalán, en el que las de los banqueros -por inocentes y obvias- se desteñían mientras las pronunciaban por exigencias del oficio. El independentismo catalán puede ser respetable, pero ha abusado de mentiras demasiado azules y eso le perjudica y lo acorralará.