ANÁLISIS

May, tocada y hundida

May sostiene un caramelo durante su discurso en el congreso anual del Partido Conservador, en Manchester, el 4 de octubre.

May sostiene un caramelo durante su discurso en el congreso anual del Partido Conservador, en Manchester, el 4 de octubre. / periodico

Rosa Massagué

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El discurso debía ser la plataforma de relanzamiento de una Theresa May extremadamente debilitada y lo que hizo fue acabar de hundirla. La foto que quedará para la historia de esta conferencia anual del Partido Conservador será la de la primera ministra en el estrado, recibiendo el documento de despido usado en el mercado laboral. Que quien le entregó el formulario fuera un cómico será lo de menos. La imagen ahí está. En realidad, todo lo que ocurrió durante el agónico discurso de May parecía obra de un guionista de gags de los hermanos Marx.

La primera ministra sabía que su autoridad en el Gabinete y en el partido está por los suelos. Y también sabía que esta era su última oportunidad para recuperar la fortaleza erosionada por sus continuados errores, muchos de ellos graves como el de perder la mayoría parlamentaria. Pero nada salió según el guion.

La intervención el día anterior de su ministro de Exteriores, el frívolo Boris Johnson, ofreciendo todo su apoyo a la primera ministra a quien no ha dejado de desafiar, demostraba toda la doblez del personaje y abría su personal campaña para el liderazgo ‘tory’ ofreciendo una inyección de optimismo a un partido que sabe que gobierna pero que el poder se le está escapando de las manos y dando satisfacción a todos los partidarios del ‘brexit’ duro que son muy numerosos.

El problema inmediato del partido es May, pero hay otro problema de fondo. Es un partido viejo en todos los sentidos. La edad media de su militancia es de 72 años. Necesita urgentemente un recambio generacional tanto en sus afiliados como en sus políticos. Johnson, con sus 53 años, se considera el hombre adecuado. Pero hay otro aspirante que no ha cruzado el límite de los 50. Se trata de Jacob Rees-Mogg, un personaje que es todo lo contrario de Johnson.

Alta sociedad

Perteneciente a la alta sociedad, hijo de un exdirector de ‘The Times’, parece un personaje  sacado de aquella serie basada en relatos de Agatha Christie que siempre tienen por escenario una mansión campestre. Siempre atildado con su traje cruzado, chaleco y reloj de cadena, es una figura de antes. Católico, ideológicamente muy reaccionario, contrario entre otras cosas al aborto incluso en casos de violación, y, naturalmente, euroescéptico. Rees-Mogg ha conseguido mucho predicamento en el partido. Tiene su club de fans a través del grupo ‘Moggmentum’ en una clara alusión a la izquierda laborista llamada ‘Momentum’.    

Si May ha resultado ser un desastre y su final político está próximo, estas dos alternativas parecen casi peor. Lo bueno que puede decirse de la calamitosa intervención de este miércoles de la primera ministra es que May, pese al cúmulo de percances, no se arrugó, consiguió acabar su discurso aunque lo hiciera a punto de llorar. Nada más. Las propuestas que anunció de más vivienda social y límites a las tarifas de luz y gas se las llevará el viento del cambio en el liderazgo ‘tory’ que, en vista de lo ocurrido este miércoles, no debería tardar. La comisión ejecutiva del Comité 22, el auténtico poder dentro del partido conservador, ya debe estar reuniéndose.