Martes en París con Sondheim

DeStephen Sondheim, el gran maestro del teatro musical, se ha dicho todo. Se ha dicho, por ejemplo, que ya solo falta canonizarle. Se ha dicho, incluso, que es Dios. De hecho, yo llevo años postrándome de rodillas al pronunciar su nombre. Y en premio a mi devoción, esta semana me ha subido con él a la gloria y me ha sentado a su derecha, regalándome una de las mejores noches de teatro de mi vida. Si el cielo existe, tiene que ser algo parecido al Théâtre du Châtelet, de París, el martes pasado. Y si eso no era el cielo, eran, por lo menos, sus aledaños, porque estuve tres horas -justo lo que dura la representación deSunday in the park with George- en una nube, flotando, fuera de este mundo.

El George del título esGeorge Seurat, autor del cuadroUn dimanche après-midi a l'ïle de la Grande Jatteque ha inspirado el musical.Sondheimse enfrenta (nos enfrenta) al problema del artista, al viejo conflicto de compaginar el arte y la vida, y a las dificultades y sufrimiento del proceso creativo.Art isn't easy(el arte no es fácil), canta el tema central. No lo es para el pintor ante el lienzo en blanco, como no lo fue para el compositor ante el pentagrama vacío. Tampoco lo es el musical -la cumbre deSondheim, a mi juicio-, que se estrenó en eloff-Broadwayen 1983 con una pequeña formación de apenas 11 músicos, que pasó luego a Broadway, que ganó el Pulitzer, y que ahora, el lunes pasado, se ha estrenado en París con un nuevo concepto: una orquesta de 46 músicos (lo que ha obligado a hacer nuevos arreglos y orquestaciones), un reparto propio del cielo al que nos llevan, y una imaginativa puesta en escena que echa mano de la tecnología más avanzada para hacer, por ejemplo, que los personajes pintados se desplacen por el lienzo y se relacionen entre ellos. Impresionante.

No les digo que corran a verlo porque están programadas nueve únicas representaciones (localidades ya agotadas) y la última tendrá lugar el próximo jueves día 25, pero sí les aconsejo que busquen la manera de sintonizar France Musique (és fácil, via internet) que, ese día, dedica la programación entera -¡24 horas!- al maestroSondheim, con toda su música, conciertos, entrevistas, etc., para culminar, a las ocho de la tarde, con la retransmisión en directo de la última representación deSunday¿desde el mítico Châtelet.

Un día ideal para resucitar y subir, conSondheim, al cielo que nos merecemos.