María, la salvadora

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Ramón de España

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El mundo de la telebasura -del que soy espectador ocasional, pues siempre me ha gustado mirar al horror de frente- no pasa por sus mejores momentos. El rey de la cosa, Jorge Javier Vázquez, observa que Belén Esteban empieza a aburrir al respetable y que las broncas entre los analistas sociales de Sálvame se han convertido en un espectáculo rutinario y sin pulso. Víctor Sandoval no aparece porque todos estamos hasta las narices de su obsesión con Nacho Polo. Y Aida Nízar es tan tóxica que hasta el más encallecido consumidor de telebasura cambia de canal nada más verla en pantalla.

Pero como Dios aprieta, pero no ahoga, y JJ defiende su estatus como gato panza arriba, una nueva estrella de la desfachatez remunerada lleva semanas salvando ella sola todo un subgénero televisivo. Me refiero a la gran María Lapiedra -antes, actriz porno; ahora, no se sabe muy bien qué-, una chica de Igualada que se apellida Pasqual pero que fue rebautizada en su momento por el lujurioso cineasta Ramiro Lapiedra, como había hecho antes con la musa precedente, Miriam Sánchez, en arte Lucía Lapiedra (su tercer descubrimiento, añado para pornógrafos desinformados, es la muy prometedora Apolonia Lapiedra).

El pasado de la interfecta

Desde que María está a todas horas en Tele 5, Jorge Javier y su jefe, Paolo Vasile, respiran aliviados, aunque a este, según se dice, le preocupa que se descubra el pasado de la interfecta. ¿Su pasado de actriz porno? No, hombre, su pasado -y tal vez presente- de independentista catalana. Vasile ha llegado a la conclusión de que una indepe es más letal para sus intereses que una 'porn star', pero yo diría que no tiene nada que temer: María es un personaje delirante y muy entretenido cuyo independentismo se considera una frikada más. ¿A quién puede importarle que se paseara por Madrid medio en bolas reclamando la independencia de Catalunya? ¿Quién puede resistirse a la fascinación que provocan su vídeo cutre de amor a Laporta o el de su canción sobre el 'Astut', '¿Dónde vas, Artur Mas?'.

María Lapiedra es lo mejor que le ha pasado últimamente a la telebasura: ríe, llora, miente, raciona la información sobre su pasión por un paparazzo (que solo habla de cómo siente haberle arruinado la vida a su santa esposa), mete a su marido en el fregado y éste, tan contento... Ánimo, Paolo y JJ, que la de Igualada os está salvando la vida y la cartera. A cuidarla.