Manuel Valls a la conquista de la izquierda

La gran cuestión es si, en un terreno altamente polarizado, el discurso político de Valls podrá ser escuchado

Manuel Valls, exprimer ministro francés

Manuel Valls, exprimer ministro francés / REUTERS / VINCENT KESSLER

Raquel Montes Torralba

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Francia se dispone a franquear una nueva etapa en la inédita carrera de obstáculos en que se están convirtiendo las elecciones presidenciales de 2017. El actual primer ministro, Manuel Valls, acaba de anunciar su candidatura a la presidencia y, por lo tanto, su renuncia como primer ministro. Habiendo dejado un margen de respeto hacia el presidente Hollande (tras su renuncia el pasado 1 de diciembre a presentarse a las elecciones presidenciales), Valls recogerá el pesado testigo de la legislatura que termina, asumiendo con ello una tarea nada fácil: intentar ganar la batalla de las primarias para ser “el candidato de la izquierda” y construir una alternativa posible frente a los dos grandes candidatos de la derecha, François Fillon y Marine Le Pen. Ninguna de las dos cosas parece ganada por ahora. 

Las primarias de la izquierda hacen temer una lucha abierta entre las dos principales corrientes (las dos izquierdas “irreconciliables” en términos del propio Valls) que han salido a la luz durante la legislatura de Hollande: una más progresista y otra más apegada a la izquierda tradicional. Situado sobre la corriente progresista o social-liberal como prefieren denominarla sus adversarios, Manuel Valls ha dejado su impronta de socialista atípico.

Así, el que fuera ministro del Interior entre el 2012 y 2014, ha defendido la criticada acción del Gobierno en el plano económico, como la bajada de impuestos a las empresas y ha mostrado un perfil duro en las áreas preferenciales en las que la izquierda desea desmarcarse de la derecha, como la seguridad o la laicidad. Todo ello le ha colocado en la delicada situación de ser percibido por una parte del electorado y la parte crítica de la izquierda como una continuación, en cierto sentido, de la legislatura de Hollande.

En el juego de las primarias, Valls tendrá que enfrentarse a su principal rival, Arnaud Montebourg, exministro de Economía hasta la llegada de Manuel Macron en el  2014 y uno de los mayores críticos del gobierno. Según una encuesta realizada por IFOP tras la renuncia de Hollande, un 54 % de los franceses consideran que ni Valls ni Montebourg tienen la capacidad de ganar las presidenciales. 

De salir victorioso de esta prueba, Manuel Valls deberá hacer frente a François Fillon, que ha recibido un fuerte impulso con las primarias y un claro mandato: liberar la economía y proteger los valores tradicionales; a un Frente Nacional que no ha dejado de ganar peso y que se presenta como defensor de la clase trabajadora y a los diversos candidatos a la izquierda del Partido Socialista, entre ellos Jean-Luc Mélenchon al que las encuestas igualan en intención de voto de cara a las presidenciales (un 14%).La gran cuestión es si, en este terreno altamente polarizado, el discurso progresista de Valls podrá ser escuchado.